MIS LECTURAS: EL NOMBRE DE LA ROSA. Umberto Eco (1932- ).

Hola a todos.

Hoy hablaremos de una magnífica novela que representa un auténtico auto-homenaje de la propia literatura.

MIS LECTURAS: EL NOMBRE DE LA ROSA. Umberto Eco (1932- ).

«Antes mirábamos el cielo, otorgando sólo una mirada de disgusto al barro de la materia; ahora miramos la tierra, y sólo creemos en el cielo por el testimonio de la tierra. Cada palabra del Filósofo, por la que ya juran hasta los santos y los pontífices, ha trastocado la imagen del mundo. Pero aún no había llegado a trastocar la imagen de Dios. Si este libro llegara… si hubiese llegado a ser objeto de pública interpretación, habríamos dado ese último paso”. Jorge de Burgos a Guillermo de Baskerville.

Escribanos de Dios.

Escribanos de Dios.

Algunas de sus novelas destacadas:

–          EL NOMBRE DE LA ROSA (1980).

–          El péndulo de Foucault (1988).

–          El signo de los tres: Dupin, Holmes, Peirce (1989, coautor con Thomas A. Sebeok).

–          La isla del día antes (1994).

–          Baudolino (2000).

–          La misteriosa llama de la Reina Leona (2004).

–          El cementerio de Praga (2010).

Película. El Nombre de la Rosa.

Película. El Nombre de la Rosa.

Además, Umberto Eco ha escrito un gran número de ensayos académicos y ha sido solicitado, por su gran prestigio docente y su tremenda popularidad intelectual, para impartir charlas y seminarios por universidades y otras instituciones culturales. La novela hoy tratada fue llevada al cine en el año 1986, en una producción franco-italiana-alemana: El nombre de la Rosa, dirigida Jean Jacques Annaud e interpretada en sus principales papeles por Sean Connery (Fray Guillermo de Baskerville) y Christian Slater (Adso de Melk). Es una buena película, aunque, como casi siempre, se toma algunas que otras licencias populistas en su guión adaptado pero que, en ningún momento, estas libertades desvirtúan para nada el tema principal de la novela. Esta película, con una magnífica ambientación y grandiosos decorados (para el Scriptorium de la abadía, se utilizó el monasterio cisterciense alemán de Eberbach, en Rheingau), consigue darle imágenes muy impactantes a nuestra pobre imaginación literaria.

Umberto Eco.

Umberto Eco.

Umberto Eco nació un 5 de enero de 1932 en la ciudad de Alessandria, en el norte de Italia. Su primera educación infantil fue salesiana. En el año 1954 se doctoró en Filosofía y Letras en la Universidad de Turín. Ha sido profesor en las universidades de Turín, Florencia y Milán. Desde el año 1971, ocupa la cátedra de Semiótica en la Universidad de Bolonia. En el año 1969 es cofundador de la Asociación Internacional de Semiótica y en el año 2001 crea la Escuela Superior de Estudios Humanísticos. Nuestro autor de hoy es Doctor Honoris Causa por 38 universidades, destacando nosotros entre ellas las españolas de La Complutense de Madrid, la de Castilla-La Mancha, la de Sevilla o la de Burgos. En el año 2000, obtiene el prestigioso Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades. Además, ha sido propuesto en varias ocasiones al Premio Nobel de las Letras. A título personal, nuestro autor es reconocido como Bondiólogo o experto en el personaje literario del agente 007, James Bond. Es duque, desde el año 2008, en el Reino de Redonda (por la gracia de su Majestad, King Javier Marías I). Le gustan las novelas detectivescas y en especial las de Sherlock Homes, las obras de Jorge Luis Borges y los cómics, destacando entre estos últimos las tiras de Mafalda, de nuestro querido y admirado Quino.

Órdenes Monacales.

Órdenes Monacales.

Hecha la presentación de nuestro autor, continuemos. Si el cine tuvo que esperar al genio italiano para otorgarse un emotivo y bello autohomenaje en la película del año 1988, Cinema Paradiso, dirigida por Giuseppe Tornatore e interpretada por Philippe Noiret y Salvatore Cascio (no os la perdáis, es una auténtica obra maestra), ha tenido que ser otra vez el genio italiano quien haga lo más parecido por la literatura con esta extraordinario novela. Pues, en la modesta opinión de este duende, el tema de esta historia del medievo representa un bello homenaje a los libros; es decir, a través de ellos, al Conocimiento libre (con mayúsculas), sin tutelas, sin censuras y universal. Pues, sólo a través de esta universalidad, es cuando el saber alcanza su mayor grado de riqueza humanística, vital e inherente a la especie humana (y también a los duendes, claro).

La tétrica oscuridad del medievo.

La tétrica oscuridad del medievo.

Como nos gusta decir a los duendes, los seres humanos sois un proyecto en eterna construcción. Progresáis, indudablemente, sin deteneros nunca hacia un futuro mejor, y siempre luchando y buscando vuestra felicidad y la de los vuestros. Pero, eso sí, lo hacéis a trompicones, con altibajos y de forma, cuanto menos, algo torpe en ocasiones; prevaleciendo, muchas veces, en vuestras actitudes los instintos más bajos: la codicia, la avaricia, el egoísmo, etc. Pero, qué duda cabe, os construís vosotros mismos y, fundamentalmente, apoyándoos es dos conceptos determinantes: el empirismo y el racionalismo. Ya habréis oído esa famosa frase de “los pueblos que no conocen su Historia, están condenados a repetirla”. Pues bien, el ser humano aprende mirando al pasado y, a lo aprehendido por los sentidos de ese pasado, aplicándole vuestro alto grado de racionalismo de especie (podríamos decir que estoy refiriéndome a filosofías que serían una suma de Francis Bacon -1561/1626- y René Descartes -1596/1650-, vamos).

Portada de la Novela.

Portada de la Novela.

En el nombre de la Rosa, en edición de Lumen y traducción de Ricardo Pochtar. Hagamos un pequeño ejercicio de memoria con nuestra visión retrospectiva de la historia y así valoraremos algo mejor la trama de este libro de hoy. Todos podremos estar de acuerdo de la tremenda importancia que para la humanidad tuvo La Revolución Francesa, del año 1789. Fue la revolución que cambio el mundo de una forma determinante e irreversible. Fue, en definitiva, la revolución que le dio la libertad necesaria a la Burguesía y, así, propició el nacimiento del Liberalismo. Y, a continuación, al autoritarismo, el capitalismo, el socialismo, comunismo, anarquismo, y todos los –ismos que posteriormente hemos conocido. Pero para que los humanos llegarais a aquella revolución burguesa, y puesto que hemos determinado que vuestro progreso es empírico, antes, o mucho antes, tuvo que darse la época de La Ilustración y antes la época del Renacimiento. Épocas estas que propiciaron y formaron singularidades de espíritus cultos y progresistas y también, en muchas ocasiones, manifiestamente espíritus nobles y altruistas. Y antes de estás dos evolutivas épocas, ¿qué?: la tenebrosa y oscura Edad Media. Casi mil años de la historia de la humanidad donde lo que prevalecía era el inmovilismo feudal, la incultura generalizada (apoyada en el analfabetismo masivo y la pobreza extrema), las supersticiones, las guerras, el hambre, las enfermedades (pestes), la falta de justicia social y de todo tipo y, en suma, de un estado social ciertamente inhumano, inseguro, imprevisible y muy lamentable. Pues bien, lo que este libro nos narra y nos hace imaginar y compartir es la historia de una pequeña semilla intelectual que es plantada en las postrimerías de aquella triste oscuridad del medievo y que, al germinar, dará a la humanidad toda esa imparable cosecha evolutiva mencionada. Por todo esto nos parece una importante y  maravillosa novela que además se lee muy bien (a pesar de estar “adornada” con múltiples “latinajos”-que el común de los mortales no entiende hoy día pero que son muy apropiados al contexto de la narración y la época-, pero que no entorpecen para nada la comprensión y seguimiento del argumento). Esta lectura se nos ofrece a través de una prosa magnífica, de maestro consumado, erudito catedrático de semiótica (estudio de los signos, sus relaciones y sus significados), que la cuida, embellece y maneja con mimos de enamorado. No nos cabe ninguna duda de que esta maravillosa novela se puede contar, desde ya mismo, entre los clásicos de la literatura universal de todos los tiempos.

Fray Guillermo de Baskerville y Adso de Melk.

Fray Guillermo de Baskerville y Adso de Melk.

Nuestro autor se sirve de una trama argumental de Novela Negra, detectivesca, para llevarnos al desenlace final que será ese canto a la libertad y universalidad del Conocimiento impreso. Los personajes principales de la novela son el monje Franciscano, Fray Guillermo de Baskerville, inteligente, perspicaz y antiguo inquisidor, y su ayudante, el joven novicio Adso de Melk, que será el que nos ofrezca la historia. Pero hay un tercer protagonista que es también en extremo importante: La enorme Biblioteca laberíntica de la abadía, la torre del saber custodiado. Nuestros protagonistas acuden a una alejada y entre montañas abadía Benedictina italiana (innombrada). Llegan para celebrar un encuentro entre una legación Papal y un grupo de monjes franciscanos, los espirituales, para debatir sobre temas teológicos. Concretamente sobre la pobreza de Cristo, algo que tenía su gran importancia en ese momento por motivos políticos, no exentos de hipocresías y cinismos personales y siempre cargados de intereses partidistas. Pero allí, en la abadía, se encontrarán con una serie de misteriosas muertes que nuestro sagaz e inteligente monje franciscano tendrá que investigar a petición del abad del monasterio. Y no os cuento más. Es mucho mejor hacerse con la novela y sumergirse en esta adictiva trama.

La hoguera del saber.

La hoguera del saber.

El Conocimiento libre y universal impreso en los libros: ¡Qué mayor tesoro podéis tener los humanos! En la escena final de la narración, en medio de las llamas, Guillermo llora, sufre, se lamenta con desgarradores gritos silenciosos. ¿Cuántas obras incunables se habrán perdido de forma irremediable a través de la historia? ¿Dónde estarán las cenizas de los tomos de la Biblioteca Califal de Córdoba o los de la gran Biblioteca de Alejandría? ¿Dónde los Conocimientos legados en papiro? ¿Qué otras patéticas y lamentables intransigencias humanas habrán sido el brazo ejecutor de destrucciones absurdas e irreparables? ¡Cuánto retraso humanístico habrán significado todas esas lamentables pérdidas! Nadie lo podrá nunca cuantificar. Pero, pido ahora mismo desde aquí a los Hados, que los hombres entiendas de una vez por todas que el Conocimiento no deben ser instrumentalizado para oscuros y egoístas intereses. Que se entienda que, por el propio bien de los humanos, debe de ser libre y universal. Pues, hasta de las obras más censurables y excéntricas, se extraen experiencias válidas y provechosas para la humanidad (y para los duendes). Así ha sido a través de todas las épocas y así seguirá siendo. Lo que antaño nos podría parecer censurable, hoy no nos lo parece de igual forma, y únicamente podremos juzgar y evaluar estas cuestiones si respetamos la integridad del Conocimiento Heredado, si somos lo suficientemente atrevidos para estimular, proteger y conservar la creatividad filosófica de los hombres, sin tutelas dogmáticas ni otras censuras hipócritas e interesadas.

El laberinto del Conocimiento.

El laberinto del Conocimiento.

Hombres (como duendes) imperfectos, que se equivocan, dudan y actúan, en muchas ocasiones de forma precipitada, pero que aceptando nuestras imperfecciones y limitaciones, con tolerancia, estudio y racionalizando nuestras vidas, progresamos. Avanzamos en libertad hacia un mundo mejor, para nosotros y para nuestros descendientes, es el innato e irrenunciable espíritu humano del Progresismo. Esa es vuestra tarea principal como humanos, de forma individual y personal, y ese será el legado más preciado que podréis dejar a la posteridad del planeta. Por lo tanto, todo aquello que entorpezca este humano propósito tenemos que ignorado o apartarlo de nuestra ruta, poniendo en un pedestal prioritario y destacado a la curiosidad enriquecedora, la del saber, y a la tolerancia intelectual, por encima de dogmas y nacionalismos segregadores o absurdos. Y ahora, para acabar, nos vamos a permitir volver a aquella nombrada y famosa Revolución Francesa y recordaremos, no sin cierta admiración y nostálgico respeto, un intemporal grito de rebeldía de la humanidad: ¡Libertad, Igualdad y Fraternidad!

“El diablo no es el príncipe de la materia, el diablo es la arrogancia del espíritu, la fe sin sonrisa, la verdad jamás tocada por la duda. El diablo es sombrío porque sabe adonde va, y siempre va hacia el sitio del que procede. Eres el diablo, y como el diablo vives en las tinieblas”. Guillermo de Baskerville a Jorge de Burgos.

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2 comentarios en “MIS LECTURAS: EL NOMBRE DE LA ROSA. Umberto Eco (1932- ).

    • Hola Nil.
      Como habrás comprado este duende es coleccionista de tarjetas postales ilustradas. Tengo unas pocas. Ésta que me dices concretamente era una que hacía publicidad a la BIBLIOTECA MUNICIPAL DE LYON. Y el texto dice: San Jerónimo escribió el prefacio del libro de Josué.
      Seguramente podrás encontrar mucha más información sobre la Biblioteca Municipal de Lyon en internet.
      Buena suerte y cordiales saludos.
      Duendejj.

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