MIS LECTURAS: MARINERO EN TIERRA. Rafael Alberti (1902-1999).

Hola a todos.

Hoy, por falta de tiempo, este duende se toma la libertad de coger prestado de nuestro blog hermano, Costa da Morte, una de sus marineras entradas. Esperamos que os guste.

Destellos de varita mágica, luminosos, refrescantes, reparadores, efímeros en el tiempo, eternos en la memoria de hipocampos, jardines en la mar…

 

MIS LECTURAS: MARINERO EN TIERRA. Rafael Alberti (1902-1999).

 

Rafael Alberti.

Rafael Alberti.

Nuestro animador intelectual, la persona que nos ameniza nuestras tertulias en El Pecio Alegre con su sapiencia autodidacta, sus recomendaciones literarias, sus sabios consejos y siempre con una manifiesta y espontánea buena voluntad, es el muy respetado y querido Xusto Ocampos, el maestro de escuela. Otro buen hombre algo castigado por la vida, felizmente jubilado, reprimido de izquierdas y republicano de corazón, de cabellos blancos y con algún que otro achaque propios de la edad pero con su memoria y entendimiento ricos y ágiles. Su misión (según él mismo manifiesta siempre que se le presenta la ocasión), a estas alturas de su vida es la de divulgar sus gustos literarios y poéticos, no sólo en el Pecio, sino en cualquier otro lugar y propicia oportunidad que se le pueda presentar. Y en esa altruista misión personal gasta su tiempo y su vida. Hoy nos ha leído unos breves versos de un hermoso libro escrito por un viejo marino: Marinero en tierra, de Rafael Alberti (1902-1999). Rafael Alberti fue otro de los intelectuales exiliados de la gris España franquista. Poeta que no vivió la vida que él deseo, sino la que los tiempos y las circunstancias le impusieron, lo que quiere decir, supongo, que su vida no sería todo lo feliz y plena que él hubiera deseado. Uno piensa que sería como la de la mayoría de los mortales, con más oscuros que claros. Pero esto no disminuyó en nada su sensibilidad poética y creativa, siendo reconocido como uno de los principales miembros de la Generación del 27, la conocida como la Edad de Plata de la Literatura española. Y este libro que hoy hemos recordado en la voz del bueno de Xusto es una preciosa joya poética que gusta aquí y en cualquier otro lugar (siempre que se desee y se procure alimentar nuestra sensibilidad humana, nuestro sentido poético), siendo el poemario mencionado Premio Nacional de Literatura en el año 1925. Pero, juzgar por vosotros mismos. Acomodaros y escuchar estos versos, esta música, con corazón de emocionado marino…

 

 

Recuérdame en alta mar.

Cuando ya al palo-trinquete se lo trague la marea.

Cuando ya al palo-trinquete
se lo trague la marea.

Recuérdame en alta mar,

amiga, cuando te vayas

y no vuelvas.

 

Cuando la tormenta, amiga,

clave un rejón en la vela.

 

Cuando alerta el capitán

ni se mueva.

 

Cuando la telegrafía

sin hilos ya no se entienda.

 

Cuando ya al palo-trinquete

se lo trague la marea.

 

Cuando en el fondo del mar

seas sirena.

 

 

 

Sin nadie, en las balaustradas.

 

¡De prisa, mi marinera!…

¡De prisa, mi marinera!…

Sin nadie, en las balaustradas,

mi niña virgen del mar

borda las velas nevadas.

 

¡Ay que vengo, que yo vengo

herido, en una fragata,

sin nadie, mi vida, huyendo

de tu corazón pirata!

 

¡De prisa, mi marinera!

Que un jirón de tu bordado

haga que yo no me muera.

 

 

 

Desde alta mar.

 

¡Qué dulce el agua salada con su salitre hecho cielo!

¡Qué dulce el agua salada
con su salitre hecho cielo!

No quiero barca, corazón barquero,

quiero ir andando por la mar al puerto.

 

¡Qué dulce el agua salada

con su salitre hecho cielo!

¡No quiero sandalias, no!

Quiero ir descalzo, barquero.

 

No quiero barca, corazón barquero,

quiero ir andando por la mar al puerto.

 

 

 

Branquias quisiera tener.

A José María Hinojosa.

 

¡Novia mía, labradora de los huertos submarinos!

¡Novia mía, labradora
de los huertos submarinos!

Branquias quisiera tener

porque me quiero casar.

Mi novia vive en el mar

y nunca la puedo ver.

 

Madruguera, plantadora,

allá en los valles salinos.

¡Novia mía, labradora

de los huertos submarinos!

 

¡Yo nunca te podré ver

jardinera en tus jardines

albos del amanecer!

 

 

 

Nací para ser marino.

 

Nací para ser marino…

Nací para ser marino…

Nací para ser marino

Y no para estar clavado

En el tronco de este árbol.

 

Dadme un cuchillo.

 

¡Por fin, me voy de viaje!

– ¿Al mar, a la luna, al monte?

– ¡Qué sé yo! ¡Nadie lo sabe!

 

Dadme un cuchillo.

 

 

«…Fue cuando comprobé que murallas se quiebran con suspiros y que hay puertas al mar que se abren con palabras”. Rafael Alberti. (1902-1999).

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MIS LECTURAS: GRAN SOL, de Ignacio Aldecoa (1925-1969).

Hola a todos.

Hoy queremos ofreceros un comentario de texto muy marinero, realista y emocionante. Y claro, con esta temática no puede ser de otra forma, os reconocemos que proviene de nuestros buenos amigos del Pecio Alegre de Camariñas que, como en otras ocasiones, tiene la gentileza de permitirnos su reedición en nuestro blog de Ávalon. Seguro estoy que os gustará.

MIS LECTURAS: GRAN SOL, de Ignacio Aldecoa (1925-1969).

«En la bitácora habita el duende caprichoso de los rumbos que no se ajusta más que a la llamada de los polos. Danza, danza y danza más. Nada arriba, nada abajo. Salta como los delfines, vuela como los albatros; duerme con los ojos bien abiertos, vela con los ojos cerrados; se mece emperezado, corta paralelos, brinca meridianos. En el carrusel de la rosa de los vientos, de los rumbos, en la rosa náutica, en la aguja, habita el duende de la inquietud del Hombre.”  De Gran Sol.

Valoraremos siempre como se merece a la buena literatura marinera.

Valoraremos siempre como se merece a la buena literatura marinera.

Como ya sabéis en nuestra amena tertulia tabernera tratamos de todos los temas y de todas las cuestiones. Hablamos, siempre con respeto y mesura, de lo pagano y lo divino, de los trivial y lo sublime, de la cultura y las artes, de lo real y de lo imaginado. Nos divierte sentirnos libres e imaginativos, sin censuras ni autocensuras, con debates y discusiones, pero siempre se pretende que con respeto, tolerancia y sensatez. Y, como no podía ser de otra manera, la buena literatura y la buena poesía siempre están presentes en nuestras veladas. La persona que nos sirve de moderador y animador en estos asuntos es un viejo maestro de escuela jubilado: Don Xusto Ocampos. De estatura media y peso controlado, gasfapasta muy apropiadas, entrado en canas y siempre cubierto con discreta boina. Vamos que podéis imaginaros al entrañable maestro de escuela interpretado por el buen actor Fernando Fernán Gómez en la película La lengua de las Mariposas. Le tira un aires, sí, sólo que con gafas más notorias y boina en vez de sombrero. Xusto Ocampos es y ha sido toda su vida un lector empedernido y codicioso (siendo ésta una codicia más que deseable y tolerada, claro). Todos los campos de la buena lectura y de la más dulce lírica han sido objeto de su atención y, en algunos casos puntuales, hasta de su entregado estudio.

Hombres de mar, hombres de acero.

Hombres de mar, hombres de acero.

Ni que decir tiene que todos nosotros le guardamos un gran respeto y consideración y que todas sus recomendaciones son escuchadas con sumo agrado y atención. Pero esto no es nada sorprendente pues, habiendo sido el maestro de Camariñas durante buena parte de su carrera docente, cuenta con el cariño y respeto de varias generaciones ya de agradecidos alumnos. Aunque tal vez nadie le guarde tanto cariño y respeto como se lo tiene nuestro camarero y amigo Nuno, pues como él suele decir: “Don Xusto es la persona más culta que he conocido en toda mi vida. Parece atesorar toda la sabiduría y conocimientos encerrado en la inabarcable Espasa Calpe”. Nosotros, sin llegar a estas exageraciones cariñosas, si le tenemos todo el respeto que se merece como buena persona y bien intencionado intelectual de pueblo pequeño (hay que puntualizar esto último, para curarnos en salud, que nunca se sabe ni siempre se acierta). Y con esto a nosotros ya nos sirve y basta para escucharle con cariño y extremada atención todas sus propuestas y recomendaciones, que siempre han sido bastante acertadas y, cuanto menos, distraídas, enriquecedoras y muy aleccionadoras. Bueno, para comenzar con sus recomendaciones ha escogido un libro muy hermoso y marinero como se nos antoja hay pocos.

Portada.

Portada.

Gran Sol.

De Ignacio Aldecoa (1925-1969).

Primera edición del año 1957.

Novela Social y Neorrealismo.

Premio de la Crítica del año 1958.

Lectura en edición de Clásicos del siglo XX, del diario EL PAÍS. Año 2003.

Diseño de la colección: Manuel Estrada.

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Ignacio Aldecoa.

Ignacio Aldecoa.

Ignacio Aldecoa Isasi (1925-1969) fue, en la década de los cincuenta del siglo pasado, junto a escritores de la talla de Jesús Fernández Santos (1926-1988), Rafael Sánchez Ferlosio (1926- ) o Alfonso Sastre (1926- ), uno de los más destacados escritores y poetas de la conocida como Generación del Medio Siglo, dentro de la literatura española. Todos ellos escribieron, siempre dentro de los límites impuestos por aquella época gris, una literatura social y comprometida, con una estética conocida como el Neorrealismo, cuyo foco de influencia procedía de Italia y del nuevo periodismo norteamericano. Se casó con la también escritora Josefina Aldecoa (Josefa Rodríguez Álvarez; heredó el apellido del marido después la muerte prematura de Ignacio Aldecoa, a los 44 años, por una ulcera sangrante que no se cuidaba). Y esta extraordinaria novela que hoy recomendamos es una clara muestra de ese neorrealismo comprometido y social. La novela se plantea con una técnica narrativa directa, precisa, de vocabulario muy marinero y sectorial pero a su vez muy claro y comprensivo, todo ellos valiéndose y centrándose en un claro protagonismo colectivo de toda una tripulación completa de rudos y curtidos pescadores cántabros de altura.

Zonas de pesca en los caladeros del Gran Sol.

Zonas de pesca en los caladeros del Gran Sol.

El libro comienza con una breve nota preliminar que ahora reproducimos por su importancia e idoneidad.

“Del noroeste al sur de Irlanda, en el océano Atlántico, se extiende una zona de fondos placerados ricos en pesca. El centro de esta zona es un banco que en las cartas de navegación inglesas se denomina Great Sole y en las francesas Grand Sole. Las tripulaciones cantábricas de la pesca de altura lo llaman Gran Sol.

Dedico esta novela a los hombres que trabajan en la carrera de los bancos de pesca entre los grados 48 y 56 de latitud norte, 6 y 14 de longitud oeste, Mar del Gran Sol”.

Recogida del aparejo y fuerte marejada.

Recogida del aparejo y fuerte marejada.

Si el estadounidense Herman Melville 81819-1891) escribió una inolvidable novela marinera, la ya clásica Moby Dick (1958), con asombrosa realidad y precisos conocimientos marinos porque en su juventud se había enrolado en buques balleneros (ya hablaremos de esta estupenda novela en otra ocasión), nuestro Ignacio Aldecoa hizo lo propio y se embarcó en buques arrastreros del Gran Sol durante varias semanas para documentarse y vivir todas las experiencias que le permitieran terminar escribiendo esta magnífica y hermosa novela con todo el realismo, la fuerza y la cercanía que la obra requería. El lector tiene que afrontar la novela con paciencia y tranquilidad y, no vendría nada mal, con un diccionario a mano, pues son muchos los términos marineros, la jerga del oficio, con los que se va a tener que enfrentar: espardeles, selguera, malleta, salabardo, trancanil, arfar, cabrestante, etc. Pero, una vez se le coge el hilo del argumento, el enriquecimiento, la distracción y el goce literario están asegurados. Nos sentiremos un marinero más de la tripulación en las faenas de pesca y navegación. Eso sí, un marinero seco y relajado en el cómodo y plácido sillón de nuestro salón o en un soleado banco del parque, que muchos, entre ellos este duende, no estamos para aventuras en imprevisibles mares tormentosos.

Arfaba mucho el barco en el fuerte temporal.

Arfaba mucho el barco en el fuerte temporal.

Nuestra expedición a la pesca del bonito del norte, hacia los caladeros del Gran Sol, se hará a bordo del Aril, “pareja” del Uro. Ambos, buques arrastreros de la flota del Cantábrico que, partiendo del puerto de Gijón y después de una pequeña escala en el puerto del Musel para repostar hielo, inician una nueva travesía pesquera que durará aproximadamente unas cinco o seis semanas; una para ir y otra para volver, tres o cuatro para faenar y llenar las bodegas con la preciada carga atunera. En el primer capítulo del libro, y en una sucesión de escenas, se nos va a ir presentado a toda la tripulación del Aril. Vendría bien coger ahora una hoja e ir apuntado los nombres de todos ellos; son unos trece tripulantes y, puesto que el lector será el decimocuarto marinero durante toda la travesía, pues eso, viene muy bien quedarse con sus nombres y procedencias para ir conociéndolos lo antes posible.

Hombres de mar: tripulaciones del Gran Sol.

Hombres de mar: tripulaciones del Gran Sol.

Pero aquí, en esta maravillosa novela, no nos vamos a encontrar a un único protagonista ni a superhéroes ni a repeinados personajes de película. Todos los marineros son protagonistas, todos son personas normales y corrientes, honrados trabajadores de la mar que sólo desean ganarse el jornal honestamente y tener un viaje tranquilo y provechoso. Desde los capitanes de pesca y costa hasta el último marino, pasando por los maquinistas o el viejo cocinero, todos se quejan, todos trabajan duro, comparten fatigas y distracciones, o sueñan despiertos y en voz alta. Así de sencillo. Y eso sí, el lector va a compartir con todos ellos sus penurias, sus temores, sus esfuerzos, sus sueños y peligros, y también sus ocasionales juergas etílicas en las amigas tabernas marineras de los refugios portuarios de las costas de la verde Irlanda.

Con el deber cumplido y... ¡el jornal ganado!

Con el deber cumplido y… ¡el jornal ganado!

Un buque arrastrero, al lego de tierra adentro, le puede parecer una nave grande y hasta espaciosa, pero no es así. En el Aril (también en el Uro, y en cualquier otro barco de pesca) todo está tasado. Todo espacio y mamparo tiene su provecho y ocupación, igual que todo marinero tiene sus tareas y guardias. El ocio y el derroche no están bien visto nunca en la flota del Gran Sol. Los sollados o ranchos de los dormitorios  de la tripulación (son dos, uno a proa y otro a popa), son espacios estrechos, incómodos, húmedos y malolientes; mejor reproducimos un extracto esclarecedor de la narración: “En el rancho olía mal: humo de tabaco, ropa húmeda, gasoil; estabulada humanidad en poco espacio”. Luego tenemos las inclemencias de la mar: marejadas, fuerte marejada, mar gruesa, mar arbolada, y ya nos os cuento más. Resumiendo, este es un oficio duro como ningún otro, peligroso en todo momento y, en la mayoría de los casos, mal pagado y poco considerado. Sólo por eso se merecen nuestra sincera admiración y nuestro mayor respeto.

Un día como otro cualquiera en el Gran Sol.

Un día como otro cualquiera en el Gran Sol.

Y esa puntual falta de consideración mencionada es una enorme injusticia que este libro intenta brillantemente mitigar, y lo consigue en buena medida. Pues su lectura nos ofrece un realismo que sobrecoge y emociona, a la vez que dignifica y engrandece la figura de los pescadores de altura que desde siempre se han venido jugando la vida en las temidas aguas del Gran Sol. Pues, como bien sabe nuestro querido camarada Celso Quiroga, marino gallego (o lo que es lo mismo, buen marino), a los hombres del Gran Sol hay que darles de comer a parte. Honremos a todos ellos, a los de ahora y a los que ya no están, con una lectura profunda, respetuosa y entregada de esta maravillosa novela, pues ella les hace justicia como ninguna otra que se pueda haber escrito sobre el Gran Sol. Su hermosa prosa ennoblece a los duros hombres de mar que allí faenan hasta el agotamiento y la extenuación. Todos ellos no se merecen menos. Aunque este viejo lobo de mar es un agnóstico convencido y reconocido, permitirme gritar con respeto y sinceridad y en homenaje a todos estos marinos del Cantábrico: ¡Salve, Virgen del Carmen, protege y ampara por siempre a los buques y hombres del Gran Sol!

 “Nunca hay buen tiempo en Gran Sol, lo hay menos malo”. Celso Quiroga, viejo marino del buque arrastrero Aril.

Una buena selguera de bonito en Gran Sol.

Una buena selguera de bonito en Gran Sol.

MIS LECTURAS: Colección de estampas Rodríguez-Moñino-Brey. Real Academia Española de la Lengua.

Hola a todos.

Hoy recomendamos un extraordinario libro que tiene poco “de lectura” pero mucho de sorpresa visual y emoción artística.

MIS LECTURAS: Colección de estampas Rodríguez-Moñino-Brey. Real Academia Española de la Lengua.

 

Nuestro libro de hoy, sinceramente, nos parece una auténtica joya editorial. Esta asombrosa publicación, muy bien editada, en cartulina de alto gramaje, y con un gran cuidado y exquisito buen gusto, hace de este libro, como bien se indica en la presentación del mismo, una referencia obligada para los especialistas y amantes del dibujo y la estampa.

Portada.

Portada.

COLECCIÓN DE ESTAMPAS RODRÍGUEZ-MOÑINO-BREY.

Fondos de la Real Academia Española de la Lengua. Fondos legados por Doña María Brey, viuda de Don Antonio Rodríguez-Moñino, en el año 1995.

Editado gracia al mecenazgo del la Fundación Cultural MAPFRE VIDA.

Con fecha de edición de 17 de Junio del año 2004. Madrid.


Antonio Rodríguez-Moñino y María Brey Mariño.

Antonio Rodríguez-Moñino y María Brey Mariño.

Don Antonio Rodríguez Moñino (1910-1970) fue seguramente uno de los más importantes bibliógrafos (y bibliófilos) españoles del siglo XX. El insigne hispanista francés Marcel Bataillon (1895-1977) lo definió elogiosamente como “el príncipe de los bibliógrafos”. Su esposa, desde el año 1939, Doña María Brey Mariño, también fue una sincera enamora de los libros y las letras, una excelente bibliotecaria republicana de sentimientos de izquierdas (curiosamente, era tía de nuestro insulso y poco leído presidente de gobierno actual, el señor Mariano Rajoy; era, por lo que he podido leer, en su familia, “la tía roja”). A ambos intelectuales, y como fue natural en la época de posguerra civil, el régimen franquista los hizo objeto de represalias vengadoras y los marginó y ninguneó durante buena parte de aquel gris periodo. Únicamente al final de la época franquista, a partir del año 1966, más concretamente, se fue restableciendo el justo respeto y el merecido reconocimiento intelectual que el matrimonio se merecía. Vamos, que como suele ocurrir en estos irracionales y execrables regímenes totalitarios, la justicia llegó algo tarde y deslucida, pero, como casi siempre ocurre, la razón y el sentido común cultural termina por reconocer a las almas nobles, justas y generosas que finalmente terminan por brillar y lucir con fulgores cegadores (mas que le pese a los rencorosos, reaccionarios e incultos de turno, que los hay).

Anónimo. Sátira de un borracho (1590).

Anónimo. Sátira de un borracho (1590).

Como consecuencia lógica de sus trabajos y, sobre todo, del amor sincero y desmedido por los libros, los bellos grabados y demás dibujos de mérito que en ellos aparecían, les llevo a ir adquiriendo y atesorando a lo largo de sus vidas una de las más importantes y asombrosa bibliotecas privadas de España. Don Antonio Rodriguez-Moñino murió en el año 1970 y todas sus posesiones bibliográficas pasaron a ser custodiadas por su esposa y heredera bibliotecaria. Pero, poco antes de su fallecimientos, ocurrido en el año 1995, Maria Brey legó generosamente todos estos fondos a la Real Academia Española de la Lengua. Esto ocurría ese mismo año de 1995, y en aquellos momentos los fondos donados se contabilizaron en las sorprendentes cifras de más de 15.000 libros, muchos de ellos inéditos, 996 dibujos y 3.737 estampas (o grabados)… ¡un impagable y auténtico tesoro bibliográfico! Bajo el mecenazgo de la Fundación Mapfre Vida, la Real Academia Española de la Lengua, acometió en el año 1999 la catalogación y conservación de todo este rico legado cultural. Y de todo ese ingente y entregado trabajo se obtuvo ventajas culturales enormes: en primer lugar, todo el fondo de dibujos y grabados aquí mencionado se pueden consultar en la página web de la Real Academia Española; se organizaron exposiciones y charlas y, lo que ahora mismo más nos interesa, se acordó y gestionó la edición del este maravilloso libro que hoy recomendamos.

Thomas Shotter. Vista exterior de la catedral de Burgos. (1803?)

Thomas Shotter. Vista exterior de la catedral de Burgos. (1803?)

Y realmente es un libro extraordinario, muy singular, sorprendente, enriquecedor y, sobre todo, hermoso. Primero tenemos unas sobrias y precisas presentaciones del libro a cargo de Don José Manuel Martínez y de Don Juan Fernández- Layo (ambos, cargos de Mapfre), además de otra presentación de Don Víctor García de la Concha (Real Academia Española), para a continuación adentrarnos en unas precisas y necesarias explicaciones sobre el arte de la estampa a cargo de Don Juan Carrete Parrondo; es decir, una introducción de las artes de los grabados en relieve con técnicas de aguafuertes, aguatintas, de los trabajos de pacientes punzones y buriles, etc. Por último, una elegante introducción sobre esta particular colección por parte de la comisaria del evento y exposición, Doña Gloria Solache Vilela. Pero una vez traspasamos estas concisas letras preliminares entramos de lleno en la auténtica materia del volumen y núcleo principal del mismo: los sorprendentes dibujos y maravillosos grabados de todo un largo periodo histórico de la bibliografía española.

María del Rosario Weiss y Zorrilla. Retrato de Francisco de Goya. (1845).

María del Rosario Weiss y Zorrilla. Retrato de Francisco de Goya. (1845).

Y es ahora cuando el “lector” se va a encontrar con autenticas joyas y maravillas sorprendentes en cada página del libro, hasta un total de 214 estampas, cada una de ellas con su singular belleza y su particular valor histórico y artístico. Los temas representados son extraordinariamente variados: religioso, costumbrista, histórico, paisajista, festivos o populares, además de exlibris, documentos y arte nobiliario. Después está el increíble elenco de dibujantes y artistas grabadores consagrados que nos vamos a encontrar y que resulta algo apabullante: Durero, Rembrandt, Van Dick, Ribera, Tiépolo, Goya o Fortuny, por mencionar a algunos; además de algunos de los maestros grabadores más destacados de toda la historia española, como Pedro Díaz Morante (1565-1636) o el siempre elegante y sobrio Manuel Salvador Carmona (1734-1820). En fin, un libro que no tiene absolutamente ningún desperdicio desde principio a fin.

Thomas Shotter. El puente de Toledo en Madrid (1833) - Portada del libro.

Thomas Shotter. El puente de Toledo en Madrid (1833) – Portada del libro.

Este libro es un auténtico disfrute visual. Las láminas que este duende ahora acompaña en este artículo es una muy pobre muestra de toda la riqueza que este maravilloso libro encierra entre sus páginas. Cada una de sus estampas, y nos las vamos a encontrar de todas las épocas, en blanco y negro y a color, más grandes y más chicas, más antiguas y algo más recientes, pues eso, que cada una de ellas tienen su particular encanto y su indudable voz. El lector tiene que afrontar los dibujos con un espíritu paciente y proceder a escudriñar tranquilamente cada detalle y rincón de los grabados, y ellos le mostrarán toda su asombrosa riqueza artística, en estas “lecturas” se le pasará el tiempo sin sentirlo, que es cuando mejor y más intensamente se vive y se disfruta de los libros. De esta sencilla manera podremos apreciar en estos dibujos no sólo la admirable técnica y el claro virtuosismo de sus creadores, sino también las modas, los adornos, las costumbres, los prejuicios, los vicios, las creencias, y, a través de todo ello, estas estampas se transforman en documentos históricos y testimoniales de su época que nos ofrecen una grata y enriquecedora experiencia cultural e intelectual. En fin, que yo os animo a buscar el libro en las librerías de viejo o en vuestra biblioteca más cercana, porque os aseguro que es un volumen que garantiza a sus lectores momentos muy gratos y una segura distracción, inteligente y enriquecedora. Y, aun a fuerza de repetirme porque ya lo dije al principio, no olvidéis que, de cualquier forma, esta obra está considerada como una hermosa edición… de referencia obligada para los especialistas y amantes del dibujo y la estampa.

“El arte es peligroso, el arte no es casto; no están hechos para el arte los inocentes ignorantes. El arte que es casto no es arte”. Pablo Picasso (1881-1973), pintor español.

MIS LECTURAS: SOSTIENE PEREIRA. Antonio Tabucchi (1943-2012).

Hola a todos.

Hoy tocaremos una maravillosa novela que nos hará reflexionar sobre la Intelectualidad y el Humanismo (con mayúscula).

MIS LECTURAS: SOSTIENE PEREIRA. Antonio Tabucchi (1943-2012).

«La filosofía parece ocuparse sólo de la verdad, pero quizá no diga más que fantasías, y la literatura parece ocuparse sólo de fantasías, pero quizá diga la verdad”.  Sostiene Pereira que dijo.

Señor Pereira.

Señor Pereira.

Su Obra más significativa:

  • Piazza d’Italia (1975).
  • Nocturno Hindú (1984, Premio de novela Médicis Étranger).
  • La línea del horizonte (1986).
  • Réquiem: una alucinación (1992).
  • SOSTIENE PEREIRA (1994, Premio de novela Campiello).
  • El ángel negro (1998).
  • Se está haciendo cada vez más tarde (2001).
  • El tiempo envejece deprisa (2009).

Obras de teatro:

  • Gil Zingari e il Rinascimento (1999).
  • Ena poukamiso gemato likedes (1999).
  • Autobiografie altrui. Poetiche a posteriori (2003).

 

Cartel película.

Cartel película.

La novela que hoy tratamos fue llevada al cine, con el mismo título de la novela, en una magnífica coproducción de Italia-Francia-Portugal, del año 1996. Dirigida por Roberto Faenza (1943- ) y protagonizada extraordinariamente por uno de los grandes actores del cine de todos los tiempos: Marcelo Mastroianni (1924-1996), y que se convirtió en una de sus últimas interpretaciones. También participaron en la película otros grandes actores como Joaquim de Almeida, Daniel Auteuil o Stefano Dionisi. Creo que es una muy buena obra que pondrá acertadas imágenes a nuestra presente lectura, que nos gustará y entretendrá de manera grata y aleccionadora. Pero primero leer la novela y después ver la película, por ese orden creo que no defraudan ni la una ni la otra. Os la recomiendo sinceramente. También se ha llevado esta novela al teatro con la interpretación del actor Paolo Ferrari (1929- ). Aunque no deseo abusar y yo no la he visto, os diré que otra obra suya ha sido llevada al cine con gran éxito y reconocimiento: Nocturno Hindú, año 1989, dirigida por Alain Corneau (1943-2010) e interpretada por Jean-Hugues Anglade y Clémentine Célarié. Bueno, pues eso, más materia para el intelecto.

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Antonio Tabucchi.

Breve biografía, sacada de la red. Antonio Tabucchi nació un 24 de septiembre de 1943, en plena Segunda Guerra Mundial, en la ciudad de Pisa, Toscana. Era hijo único de un vendedor de caballos, y creció en la casa de sus abuelos maternos, en la ciudad de Vecchiano, muy cerca de Pisa. Estudio estudios superiores en la Universidad de Pisa. Durante estos años universitarios viajó por Europa. Se cuenta que, estando en París, en la estación de Lyon, se encontró en un banco un libro de poesía titulado Tabacaria firmado por un tal Álvaro de Campos, que a la postre resultó ser uno de los varios heterónimos (nombre falso con el que se cubre el verdadero autor por motivos personales varios) del poeta y escritor portugués Fernando Pessoa (1888-1935). Desde este momento, nuestro novelista de hoy, supo que había encontrado materia de estudio y trabajo para sus próximos veinte años. Conocerá Lisboa y ya no abandonará nunca su amor por esta ciudad. Realizará su doctorado apoyado en un trabajo sobre el Surrealismo en Portugal y realizará cursos de perfeccionamiento sobre la lengua portuguesa y su literatura.

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Tabucchi y su esposa, María José de Lancastre.

En 1973 ya es profesor de lengua y literatura portuguesa en la universidad de Bolonia. En 1978 se traslada de profesor a la universidad de Génova. Durante los años 1985 y 1987, será Director del Instituto Italiano de Cultura de Lisboa. Antonio Tabucchi se casó en 1970 con la lisboeta María José de Lancastre, estudiosa como él y que fue su complemento perfecto, tanto en la vida como en el trabajo (uy, disculpar esta paradoja. El trabajo es vida. Pero ya me habéis entendido, ¿no?). Su esposa le ayudó a traducir al italiano y al francés y a divulgar las sucesivas ediciones de la anárquica, disgregada y desconocida obra de Fernando Pessoa. De este matrimonio nacieron dos hijos: Miguel y María Teresa. Su último destino docente fue la universidad de Siena. Durante muchos años de su vida pasó medio año en Lisboa y el otro medio en Siena dedicado a su actividad docente. En el año 2004 obtuvo la nacionalidad portuguesa. Nuestro escritor fue uno de los miembros fundadores del ex Parlamento Internacional de Escritores (PIE), creado en 1992 para ayudar a autores bajo amenaza terrorista, estimaba que «la democracia no se da por sentada». «Hay que vigilarla y hay que permanecer vigilante». Los últimos años de su vida los dedicó a luchar intelectualmente contra Silvio Beslusconi, il Cavaliere, al que él consideraba un político deleznable y venal, hipócrita y neoconservador.  Tabucchi falleció un 25 de marzo del 2012, con 68 años, en Lisboa y a consecuencia de un cáncer. Su obra se ha traducido a cuarenta idiomas y ha recibido premios y reconocimientos intelectuales por toda su extensa producción. En España, en el año 2004, obtuvo el Premio Cerecedo de periodismo.

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Portada de la novela.

La novela que hoy recomendamos es Sostiene Pereira. Una declaración, en edición de 1999 de la editorial Anagrama y traducción de Carlos Gumpert y Xavier González Rovira. Estamos en la ciudad de Lisboa, en el año 1938, en el Portugal del dictador Antonio de Oliveira Salazar (1889-1970), lo que se conoció como el Estado Novo o Época del Salazarismo, y que se traduce en un régimen nacionalista y conservador de tintes fascistas y con una fuerte e intransigente gobernanza sustentada en un agobiante control social y una brutal represión policial, llevada a cabo por la despiadada y expeditiva PIDE (téngase en cuenta que al mismo tiempo la vecina España se desmorona y desangra en una fratricida guerra civil y Europa camina con paso firme a otra guerra de mayores y más dramáticas proporciones). Nuestro Pereira es un personaje gris, infeliz, enfermo del corazón, viudo y solitario (que lleva varios años hablándole al retrato de su esposa), intelectual maduro y tranquilo periodista de la sección cultural de un pequeño periódico vespertino de la capital: El Lisboa. Por las circunstancias se ve inducido a contratar a un joven ayudante para la redacción de sus entregas semanales, el joven Francesco Monteiro Rossi,  y esta asociación de trabajo será el eje argumental de la novela. Esta relación entre nuestro maduro intelectual y el joven pupilo le servirá al escritor para hacernos reflexionar sobre el verdadero sentido y significado del intelectual como persona en las sociedades actuales. Pues, ¿qué es un intelectual?, ¿basta con que uno se preocupe por acumular la mayor cultura posible?, ¿consiste en ser sencillamente una persona que pueda alardear de su tremenda y vasta erudición personal, aunque ésta sea del tamaño de la Enciclopedia Británica o la del propio Jorge Luis Borges? Creo que todos estaremos de acuerdo en que esto no es así. Ser un intelectual, un verdadero intelectual valioso y comprometido con la vida, es algo más, mucho más notable y humano que la simple erudición académica. Pero, lamentablemente, a lo largo de la historia hay casos que parecen contradecir una respuesta clara y precisa a estas cuestiones. Por lo que uno, este duende, termina por pensar que dentro de la intelectualidad histórica también existen eruditos de varios niveles. Permitirme aclararme.

Relaciones viciadas o la Intelectualidad y el horror.

Relaciones viciadas o la Intelectualidad y el horror.

El día 19 de mayo de 1976, casi dos meses después del golpe militar, se celebró en el palacio de gobernación de Buenos Aires, La Casa Rosada, un almuerzo al que el Teniente General y Presidente de la República Argentina, Jorge Rafael Videla (1925-2013) había invitado a su mesa a Ernesto Sabato (1911-2011), Jorge Luis Borges (1899-1986), Horacio E. Ratti (Presidente de la Sociedad de Escritores Argentinos) y el padre Leonardo Castellani (1899-1981). Según palabras del propio Sabato, el almuerzo transcurrió, como no podía ser de otra manera, de forma cordial, con maneras educadas, comprensión y respeto mutuo, entre ricas y variadas viandas. Se habló primero de temas amplios y generales para, según Sabato, terminar interesándose por algunos desaparecidos y entregándole una pequeña lista de unos once de ellos. Más tarde, el propio general Videla negó esta segunda parte de la conversación para reconocer que únicamente el padre Castellani se había interesado por un desaparecido, su amigo personal Haroldo Conti (que, claro, sigue desaparecido hoy día) y que Sabato y Borges sólo se interesaron por una nueva Comisión de Censura para la televisión. Al salir de tan amena comida, los medios entrevistaron a Sabato que manifestó: “el general me ha producido una excelente impresión. Es un hombre culto, modesto e inteligente. En fin, que me ha impresionado gratamente su amplitud de criterio y su modestia”. Nunca, de ningún otro momento, creo, se habrán arrepentido tanto ni tan intensamente Sabato y Borges que por el hecho de haber acudido a esta inoportuna comida ni, especialmente Sabato, habrá renegado jamás tan dolorosamente de otras palabras suyas como de las que pronunció ante la prensa como colofón de este denigrante almuerzo.

Pereira y el despertar de la conciencia intelectual.

Pereira y el despertar de la conciencia social.

Sí, no se extrañen, por favor. Estamos hablando del singular teniente general Videla. El que fue un instrumento valiosísimo y de primera fila en lo que se conoció como Operanción Condor y que afectó a todo el cono sur de Latinoamérica. Operación que gestó brutales golpes de estado y sanguinarias dictaduras militares entre los años 1970-1980 y que tenía por misión principal “limpiar” a todos esos indeseables y peligrosos izquierdistas de Chile, Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay o Bolivia. Operación de limpieza que, según parece y así figura en la red y enciclopedias, fue ideada por el político norteamericano Henry Kissinger (1923- ), Premio Nobel de la Paz del año 1973 (en opinión de este duende, vergonzosa y persistente contradicción humana que sigue llenando de descrédito humanístico a este prestigioso premio), y ejecutada con el inestimable apoyo de la policía del Imperio, la efectiva y omnipresente CIA. La Operación Cóndor, sólo en Argentina, supuso, desde el golpe de estado que derrocó a Isabel Perón, el 24 de marzo de 1976, hasta la salida de la presidencia del señor Videla (1981; cinco años, periodo límite de Presidencia establecido por la Junta Militar), en la etapa conocida como Proceso de Reorganización Nacional,  la desaparición de más de 30.000 almas, obreros, jóvenes estudiantes, profesores e intelectuales en general que fueron arrancados de sus familias y de la vida de forma fulminante y violenta, supuso la existencia y organización de 340 centro clandestinos de detección y tortura, supuso la organización metódica y sistemática de los terrible vuelos de la muerte (se arrojaba al océano a opositores políticos, previamente sedados – no por mínima humanidad, claro, sino por facilidad de manejo-, desde aviones militares para hacer desaparecer sus cuerpos) o se secuestraba a niños recién nacidos para luego hacer desaparecer a sus madres. Es difícil imaginar una estrategia criminal más inhumana, degradante, horrorosa y una mayor sanguinaria política dictatorial. Nunca Latinoamérica había conocido épocas de tan despiadado y sistemático terrorismo de estado como en aquella ominosa década. Más tarde, en 1983, con la llegada de la democracia a Argentina, en la figura del socialista Raúl Alfonsín, el teniente general Videla fue juzgado y condenado a cadena perpetua por Crímenes de Lesa Humanidad, a inhabilitación absoluta perpetua y, en 1985, fue destituido de todos sus grados militares. Aunque tuvo periodos de amnistía varios, también tuvo condenas varias, lo que propició que su muerte, el 17 de mayo del 2013, lo encontrará ingresado en el complejo penal de Marcos Paz, provincia de Buenos Aires (paradójico apellido de presidio para tan criminal personaje). En fin, que Ernesto Sabato fue un indiscutido intelectual, vale, pero amigos, hay que reconocer  que tenía muy mal ojo para elegir y juzgar a sus compañías de mesa.

El escenario: Lisboa.

El escenario: Lisboa.

Me cuenta mucho pensar que dos intelectuales de la talla de Sabato y Borges (y más teniendo en cuenta de la brutalidad de la represión, asesinatos y detecciones que se manifestaron en los dos primero meses de la Junta Militar) no sabían de las verdadera cualidades “humanas” del personaje de bigotito y gomina que tenían delante en aquella amena mesa. Siendo dos personas de una reconocida y enorme lucidez, ¿estaban ciegos y sordos por entonces? ¿Por qué miraron para otro lado en aquella ocasión? Desde luego ellos no pudieron argumentar, como nuestro querido Pereira, “yo no soy Thomas Mann”; dicho esto, en boca de tan ilustres personajes, no hubiera sido de recibo. Que Jorge Luis Borges apoyará el golpe militar de Videla no le podía extrañar a casi nadie (una frase de este aristocrático intelectual es, creo recordar, algo así: la democracia es igual a una superstición). Ya había apoyado y respaldado la dictadura del general Franco en España, era un antiperonista declarado y furibundo (su madre había sido temporalmente detenida por la policía política peronista), ahora apoyaba a Videla y más tarde recibió sin ningún reparo ni rubor honores y agasajos del “insigne” Augusto Pinochet (1915-2006), otro infame carnicero de la época, comandante orgulloso de sus “angelitos” de la DINA (y algunos afirman que por todas estas cosas nunca se le llegó a otorgar a Borges el Premio Nobel, habiendo sido candidato durante más de treinta años). Aunque mucho más tarde, eso sí, con el tiempo fue alejándose de los militares y terminó apoyando a las abuelas y madres de la plaza de mayo. Pero lo cierto es que durante todo el Proceso de Reorganización Nacional, permaneció en un cínico anarcoindividualismo que le permitió vivir tranquilo y respetado mientras muchos de sus compatriotas eran sacados a pasear en aviones militares por las costas de Argentina únicamente con billete de ida, y mientras el número de desaparecidos y torturados crecía y crecía. Eso sí, respetado pero prácticamente calladito hasta el año 1982; en este año se opondrá con rabia a la absurda y mediática guerra de Las Malvinas (del 2 de abril al 14 de junio). Al final de sus días, viajó a una de sus patrias (debía de tener varias a la fuerza, las que le fueran conviniendo. Me da la impresión que Borges siempre fue muy patriota), Suiza, para morir allí en el año 1986.

Pereira y el joven Francesco Monteiro Rossi.

Pereira y el joven Francesco Monteiro Rossi.

De Ernesto Sabato, personalmente, la verdad, uno quedó mucho más extrañado y desilusionado. Desde un joven comunista su personalidad fue mutando hasta escenificar públicamente su apoyo al gobierno dictatorial de la Junta Militar en los actos de promoción del Mundial de Futbol del año 1978 celebrado en Argentina (en esos momentos, dos años de brutal represión habían dado ya para mucho hablar y, sobre todo, para mucho sufrir y llorar). En el año 1979, por fin se le cayó la venda de los ojos y parece que fue dándose cuenta de lo que era la dictadura del general Videla, y así se atrevió a publicar Apologías y rechazos, siete extensos ensayos sobre los males de la educación, en los que desafió a la censura impuesta por la dictadura militar. Pero sería a partir del año 1983, con la seguridad del nuevo régimen democrático de Raúl Alfonsín, cuando parece que quiso purgar su conciencia y su imagen y cambio decididamente de aptitud para manifestar su abierta oposición y condena a la Junta Militar. Ahora sí, puso manos a la obra y colaboró, trabajó y firmó en el espeluznante informe CONADEP (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas), donde se recogen testimonios y documentos que testimoniaban cerca de 9.000 desapariciones y la existencia de esos 340 centros clandestinos ya mencionados de detección y tortura, obradores para el lucimiento de los sanguinario miembros de la SIDE. Informe que más tarde fue determinante para condenar a muchos de aquellos despreciables verdugos. De este informe se extrajo y publico el exitoso y sobrecogedor libro Nunca más, donde se manifiesta todo el drama y horror de aquel régimen despiadado y salvaje, y se describe con todo detalle los macabros métodos de torturas y asesinatos. Pero, igual que Borge, Sabato, en la mayor parte de la época videlista, se refugió en un parapeto personal que él llamó, algo más tarde, con cierto cinismo y manifiesta pachorra, Anarcocristianismo (sí, vocablo dual contradictorio y muy difícil de entender). Actitud personal que también le permitió vivir tranquilo y respetado todos esos años de terror gubernamental. Según el propio Borges, un general argentino dijo que “si de cada cien sospechosos eliminados, cinco eran verdaderos sediciosos y 95 víctimas colaterales inocentes, en ese caso ya estaba suficientemente justificada la limpieza política”, perfectas aritméticas de un auténtico militar golpista, lógica aplastante de alguno de esos infames salvapatrias que de vez en cuando la historia “regala” a los sufridos humanos. En suma, lo primero que se vislumbra por parte de todo el mundo de esta fraternal comida es un claro y manifiesto espaldarazo moral de unos destacados intelectuales a un despreciable dictador y a su salvaje régimen asesino.  Y así, con estos compadreos insensibles, cordialmente: “Dígame, señor Sabato, ¿han sido de su gusto los langostinos? Por supuesto, excelencia, riquísimos y selectos. Y usted señor Borges, ¿fue de su agrado el vino espumoso? Cómo no, ilustrísima, una cosecha magnífica la suya”. ¡Patética intelectualidad!

Desasosiego de un hombre bueno.

Desasosiego de un hombre bueno.

En fin, retomemos nuestras dudas y reflexión. Aquel encuentro de comensales, desde entonces, ha tenido muchos detractores y otros muchos simpatizantes. Yo, este duende, y únicamente es mi opinión, me encuentro entre los primeros, porque me resulta muy difícil de justificar desde un punto de vista humano. ¿Qué les hizo aceptar aquella invitación a comer? “Las razones del corazón son las más importantes, es necesario seguir siempre las razones del corazón, esto no lo dicen los diez mandamientos, pero se lo digo lo digo yo”, sostiene Pereira que le dijo al joven Monteiro Rossi ¿Qué razones del corazón siguieron nuestros dos intelectuales argentinos en aquella ocasión? ¿Tendrían humano miedo por significarse como antimilitaristas? ¿Peligraría su integridad física o la de los suyos en caso de haber rechazo la invitación? Es muy posible. Sí, tal vez. Todos tenemos apego a la vida y temor a la muerte o al dolor y, sobre todo, todos deseamos proteger a nuestros seres queridos, eso es lo más normal entre los humanos y duendes. Pero entonces, esa cobardía intelectual, el no saber vencer sus miedos, el acomodarse al bienestar mientras su pueblo sufre y muere,  decididamente, los baja de división dentro de la intelectualidad histórica. Porque, vamos a ver, Pablo Neruda murió en extrañas circunstancias a los pocos días del golpe de Pinochet. Miguel de Unamuno, que en un principio apoyo el alzamiento de Franco, por su cristianismo convencido, muy pronto, ante tanta barbarie estratégica y premeditada, tuvo el coraje de oponérsele y defender el saber y la justicia jugándose la vida en un paraninfo repleto de legionarios fanáticos y pistoleros falangistas, y también murió a los pocos meses (¿una suerte para aquel régimen fascista? Este hecho daría argumento para varias buenas novelas de intriga). Las atroces dictaduras militares desaparecieron a Víctor Jara, Haroldo Conti, Federico García Lorca, Miguel Hernández, Antonio Machado y a otros muchos intelectuales comprometidos y honestos. Otros fueron obligados al exilio y conservaron su integridad intelectual y capacidad luchadora: Thomas Mann (que salvo la vida por huir a tiempo de la Alemania nazi pero que perdió todos sus bienes que le fueron expoliados), Primo Levi (dedicó su vida, antes, durante y cuando salió del campo de concentración nazi a luchar contra la sinrazón y los totalitarismos), Julio Cortázar, Jorge Amado, Gabriel García Márquez, Ramón José Sender, Bertrand Russel, Max Aub, Stéphane Hessel o, más recientemente, un par de claros ejemplos de compromiso y lucha, Jose Luis Sampedro y José Saramago, y así un largo etcétera de mentes preclaras y brillantes. Si todos estos personajes nos parecen intelectuales de primera división, lo siento, pero me niego a colocar en el mismo grupo a Jorge Luis Borges y a Ernesto Sabato. Nunca se les podrá negar su condición de grandes intelectuales pero, ¿de qué clase? Para mí nunca serán de primera, ni de segunda división, tal vez de tercera, pues siempre los recodaré, más que por su gran erudición y brillantes trabajos, por sus enormes silencios y cobardías, por su pragmatismo acomodaticio y su ceguera social e insolidaria. La intelectualidad erudita no se les discute: la tuvieron, la mutaron, la perdieron y la retomaron. Vale. Pero como duende, estos vaivenes morales es lo que no me sirve ni se justifica, y por ello deslucen de forma incuestionable sus figuras y su recuerdo. Y podríamos terminar haciéndonos siempre la pregunta del millón, ¿se les puede llamar a ambos humanistas? Dejo la respuesta al análisis y reflexión de cada cual.

El refugio utópico: Yo no soy Thomas Mann...

El refugio utópico: Yo no soy Thomas Mann…

Para terminar diré que, de esta maravillosa novela de la que hoy hablamos, se desprende que un intelectual es aquella persona que, habiendo acumulado un alto grado de conocimientos y experiencias (cosa que ya de por sí pule, enriquece y transforma positivamente al ser humano), también tiene la suficiente inteligencia, sabiduría y valentía para compartir esos conocimiento y… ponerlos siempre al servicio de la ética y la humanidad, del débil y explotado, en busca siempre de la igualdad, la libertad, la justicia y el progreso social, por encima incluso de su propia seguridad y de su personal calidad de vida; eso es para mí el verdadero significado del ser intelectual y humanista. Para este duende, un intelectual, por muy brillante que se nos quiera presentar, por muy culto y erudito que sea, desde el mismo momento que justifica una sola desaparición humana, o la asume, o la ignora, o flirtea ligeramente con ese poder dictatorial, asesino y opresor establecido, una sola vez, y ya baja automáticamente de categoría. Porque, la verdad, un auténtico intelectual nunca puede permanecer neutral ante el horror y la injusticia, siempre tiene por fuerza, por su propia naturaleza de humanista, que comprometerse y alzar su voz de denuncia, apoyo y compromiso. Desconfiar siempre de todos aquellos intelectuales que se llenen la boca con la trasnochada realeza hereditaria, la indivisible patria, la gloriosa bandera, la pureza de raza, la incuestionabilidad de los dogmas de Fe y cosas por el estilo, porque en estas irracionales y anacrónicas intransigencias se gestan todos los males del mundo moderno.

Idílica Lisboa.

Idílica Lisboa.

La historia, a veces, no siempre, pone a cada uno en su sitio. Hitler, Mussolini, Franco, Videla, Pinochet, Salazar, Stalin, Kim Jong-il, Fidel Castro, etc., todos ellos han sido extremistas totalitarios, revolucionarios obcecados  y, más o menos, sanguinarios fascistas o implacables represores de sus pueblos. Ninguno supo alcanzar el centro, el equilibrio de progreso, bienestar, libertad y justicia para sus gentes, se situaron en unos extremos inaceptables por radicales y excluyentes, y todo ello por medio de insufribles niveles de autoritarismos y egoísmos personales, para garantizar su propia privilegiada subsistencia como casta política o la de sus partidos políticos totalitarios. Objetivos que se convirtieron en el fin primordial del Estado, por encima siempre del Bien Común de los ciudadanos. No sé si por circunstancias forzadas, si por incapacidades personales o por ambas causas a la vez, pero lo cierto es que muy pronto sus regímenes desvirtuaron tremendamente de sus iniciales fines y degeneraron en horrorosos periodos de represión e inhumanidad que los ha convertido, a aquellos gobernantes, en paradigmas macabros de despreciables lideres y han hecho que terminemos todos deseando que, ojalá, quieran los Hados, la humanidad no vuelva a encontrarse personajes de esta calaña nunca más en el futuro. Por todo esto hoy día sus países han hecho, o harán (al tiempo), todo lo posible por olvidarlos, han sido simplemente tristes paréntesis en la historia. Sus omnipresentes retratos y estatuas son, o serán, rápidamente retirados, destruidos y, en cualquier caso, olvidados de inmediato por las futuras generaciones de sus compatriotas. En cambio, el pensamiento, la razón, sus obras, las enseñanzas y el ejemplo de otros muchos intelectuales exiliados, represaliados, desaparecidos o ejecutados, permanecerá siempre con nosotros. Ellos serán parte irremplazable de nuestro bagaje cultural, el de nuestros hijos y nietos, y no sólo por sus conocimientos sino también por su ejemplo de sacrificio, honestidad y valentía. En suma, por su singular y admirable ejemplo de humanidad. Si existe el paraíso laico, que los dioses tengan allí a todos ellos, a los poetas, narradores, artistas, músicos, cantores y pensadores comprometidos con la Razón y con sus gentes. A ese soñado cielo, lleno de buenas gentes, sin codicias ni avaricias, ni entorchados y espadones, con sólo buenas lecturas, agradable música, inteligencias sanas, tolerancia suprema, higiénica alegría laica, pocos santos y casi ninguna virgen, a ese cielo sí se apunta este duende y otros muchos como él, incluyendo al bueno del señor Pereira: ¡Hombre, Mr. Oscar Wilde! ¡Usted de portero! ¿Puedo pasar?… Sí, claro, pero… ¿de ciencias o letras?

 

“Consideren su naturaleza humana, recuerden que no nacimos para vivir como bestias, sino para seguir virtud y conocimiento”. Ulises, a sus hombres embarcados (La Odisea. Homero, siglo VIII a.c.).

Lisboa, siempre y sobre todo... ¡hermosa!

Lisboa, siempre y sobre todo… ¡hermosa!

MIS LECTURAS: EL UNIVERSO. Isaac Asimov (1920-1992).

Hola a todos.

Hoy deseo hablaros de un libro que, aunque está algo desfasado, bastante, creo que nadie negará que haya sido una de las indiscutibles obras de divulgación científica de todos los tiempos.

MIS LECTURAS: EL UNIVERSO. Isaac Asimov (1920-1992).

«Una vida sin análisis no merece ser vivida”.  Sócrates, filósofo griego (470-399 a.c.).

Isaac Asimov.

Isaac Asimov.

Nuestro autor de hoy, de origen ruso y nacionalizado estadounidense, fue un gran humanista, racionalista y ateo convencido. Y además también fue un hombre sabio muy prolífico, que dejó escrita más de 400 obras y miles de cartas y artículos científicos y divulgativos. Mencionaremos a continuación algunas de sus obras más destacadas, pero siempre podréis ampliar está información en la Red donde encontraréis ingente información sobre su figura.

Obra Narrativa de Ciencia Ficción:

–          Un guijarro en el cielo (1950).

–          La serie de 7 novelas del ciclo de Trántor: 1/ Preludio a la Fundación (1988), 2/ Hacia la Fundación (1993, póstuma); Trilogía: 3/ Fundación (1951), 4/Fundación e Imperio (1952), 5/ Segunda Fundación (1953); 6/ Los límites de la Fundación (1982), y 7/ Fundación y Tierra (1983).

–          Yo, Robot (1950).

–          Las bóvedas de acero (1954).

–          El fin de la eternidad (1955).

–          El Sol desnudo (1957).

–          Viaje alucinante (1966).

–          Los propios Dioses (1972).

–          El hombre bicentenario (1976).

–          Robots e Imperio (1985).

–          Sueño de Robot (1986).

–          Viaje alucinante 2, destino Cerebro (1987).

–          Némesis (1989).

–          – Cuentos completos I y II (1990-1992).

La Tierra.

La Tierra.

Obra de divulgación Histórica:

–          La Historia Universal Asimov. Compuesta por 14 volúmenes, que en España fue editada por Alianza Editorial, y que va desde el Cercano Oriente y Mesopotamia hasta la Primera Guerra Mundial. Una estupenda, sucinta y clara historia, con personajes, cronologías y mapas explicativos.

Obra de divulgación científica:

–          Breve Historia de la Química (1965).

–          Guía Asimov sobre la Biblia (1967).

–          EL UNIVERSO (1971).

–          100 Preguntas básicas sobre la ciencia (1977).

–          El monstruo subatómico (1985).

–          Nueva guía de la ciencia (1986).

–          El cometa Halley (1986).

–          La Relatividad del error (1988).

 

Serie de TV, Star Trek.

Serie de TV, Star Trek.

Muchas de sus obras han sido llevadas, en adaptaciones más o menos libres, al cine o la televisión. Así ha ocurrido con El viaje Alucinante, Yo Robot (con Will Smith) o El hombre Bicentenario (con Robin Williams); habiendo sido también asesor científico de la popular serie de ciencia ficción Star Trek, de la que llegó a decir: es el programa de ciencia ficción más inteligente que se hace para televisión”. Nuestro autor consiguió en vida un gran reconocimiento mundial y obtuvo gran cantidad de premios por su extensa producción y en el año 1965 ya era Doctor Honoris Causa por 14 universidades. Aunque creo que Asimov pensaría que su mayor premio, el que más le agradaría, sea que un asteroide (el 5020 Asimov) y un cráter de Marte han sido denominados “Asimov” en su honor.

Isaac Asimov en su biblioteca.

Isaac Asimov en su biblioteca.

Una breve biografía. Isaac Asimov nació un 2 de enero de 1920 en Petróvichi, Rusia. Pero ya en el año 1923, con tan solo 3 años, sus padres, de origen judío-ruso, emigran a los Estados Unidos, más concretamente a la ciudad de Nueva York. El barrio de Brooklyn será su escenario personal de crecimiento y adolescencia. Aprendió a leer por sí mismo a los 4 años. Era conocida su Acrofobia (miedo a volar), y por esto sólo voló dos veces en toda su vida. También era conocida su preferencia por los lugares pequeños y cerrado, es lo que se conoce como claustrofilia (lo contrario de claustrofobia). En el año 1939 se licencia en Bioquímica en la Universidad de Columbia, sacando un postgrado en Química en el año 1941. En 1942, en Filadelfia, es contratado como investigador químico por los astilleros de la marina de guerra americana, donde pasará toda la Segunda Guerra Mundial. En 1948 obtiene el Doctorado en Química, lo que le permitió ser miembro asociado de la Universidad de Boston, pero no sería hasta el año 1979 cuando se le otorgó una plaza de Profesor Titular. Desde el año 1965, sus documentos de trabajo y personales se archivan en la Biblioteca Mugar Memorial, de la Universidad de Boston, donde ocupan la friolera de 464 cajas y más de 71 metros de estanterías. En el año 1985 es nombrado Presidente de la Asociación Humanística Americana, una institución de marcado carácter ateo y científico, presidencia que mantendría hasta su muerte. Asimov se casó con Gertrude Blugerman en el año 1942. De este matrimonio tuvo sus dos únicos hijos: David (1951) y Robyn (1955). Pero, después de una larga separación, se divorcia en el año 1973 para, ese mismo año, casarse de nuevo con la también escritora y su futura viuda Jane Opal Jeppson (1926- ). Asimov muere un 6 de abril de 1992 por fallo coronario y renal. Aunque más tarde, según las memorias de su viuda, se supo que murió de SIDA, contagiado por una transfusión de sangre que le había sido realizada en el año 1983.

Nuestro sistema solar.

Nuestro sistema solar.

Isaac Asimov, junto a Robert Anson Heinlein (1917-1988) y a Arthur Charles Clarke (1917-2008), están considerado como los tres mejores narradores de ciencia ficción de todos los tiempos; pero, en mi modesta opinión, Asimov era bastante más que un magnífico narrador de mundos estelares. Si hubiera nacido en las épocas clásicas de Grecia o Roma habría sido un destacado filósofo; si en la Edad Media un erudito iluminador de alguna pérdida biblioteca monacal; pero lo que verdaderamente fue Isaac Asimov es un hombre del Renacimiento en nuestro cercano siglo XX. Persona con una curiosidad inconmensurable y un profundo amor por el conocimiento además de una gran capacidad intelectual, Asimov, con todas estas cualidades y como no podía ser de otra manera, llego a acumular una vastísima cultura y una extraordinaria capacidad de estudio y síntesis, única y maravillosa. Nadie como él para explicarnos magistralmente a miles de personas todo aquello que se proponía. Creo que ha sido, para mí y para muchos, el mejor y más fecundo divulgador científico (o por lo menos, uno de los más admirados y añorados).  Sus textos, no cabe ninguna duda, fueron el fresco líquido que regó miles de vocaciones de incipientes almas curiosas que germinaros en varias generaciones de científicos y estudiosos en todos los ámbitos del saber y especialmente en los de la Física, Química y Astronomía.

Portada: El Universo.

Portada: El Universo.

El libro que hoy queremos recomendar es El Universo, en edición de Alianza Editorial del año 1973, con traducción de Miguel Paredes Larrucea. Como ya he mencionado, este libro está algo desfasado. Y esto es muy lógico. Su publicación y última revisión por el autor es del año 1971, ¡hace ya más de cuarenta años! Y los últimos cuarenta años de investigación en Astronomía han sido vertiginosos (principalmente, por los grandes avances tecnológicos) y tremendamente provechosos. Pero este libro marcó un hito en la divulgación científica que es imposible de olvidar, además de que su contenido, en su mayor parte, sigue siendo muy válido como una primera aproximación para todo aquel interesado y primerizo en las cuestiones galácticas (y ahora no me estoy refiriendo a Star Wars, eh). No hace falta ser un físico nuclear ni nada por el estilo para sumergirse en este maravilloso libro. Con su característico y personal lenguaje, claro, preciso y sencillo, Asimov nos introduce en el Cosmos de una forma profunda pero amena y accesible para todos. Desde el concepto de un planeta plano, con los mares circundantes desbordando por sus extremos, que imperaba en la antigüedad clásica, hasta las técnicas más modernas e impresionantes de física espacial de la época, pasando por la Luna, las estrellas, las galaxias, la teoría de la relatividad, las supernovas, el Big Bang o los Quasars, todo disuelto en las inconcebibles distancias de años-luz (1 año-Luz son aproximadamente unos diez billones de kilómetros) y en los inconmensurables tiempos de Evos y Evos (el Evo se usa como equivalente a mil millones de años), todo quedará mostrado y explicado con extrema claridad para el asombrado lector. Y esta impresión, la de asombro, e incluso otras sensaciones más personales de auténtica ingravidez espacial, se produjeron en el lector a través de aquella primera edición y sigue ocurriendo de igual forma hoy día, casi medio siglo después, ¡un auténtico milagro de este pequeño libro!, ¡una maravillosa obra de divulgación de la más asombrosa Ciencia Humana! Os lo aseguro. Aunque, ciertamente, en cuestiones del infinito Cosmos los hombres sólo les cabe reconocer de forma humilde, como ya lo hizo el filósofo Sócrates hace ya muchos siglos: “sólo sé que no sé nada”.  

Nuestra Galaxia: la Vía Láctea.

Nuestra Galaxia: la Vía Láctea.

Isaac Asimov fue un ateo convencido y reconocido. Como no podía ser de otra forma. La Ciencia (con mayúscula) y la religión siempre han estado a la greña, y sus relaciones han sido, a la fuerza, muy encontradas y tremendamente difíciles: sus identidades dogmáticas son del todo contrapuestas. La Ciencia se basa en el empirismo (es decir, el estudio), el ensayo y análisis (es decir, la experimentación), el racionalismo (es decir, la reflexión libre) y la divulgación (es decir, la universalidad del conocimiento). La religión se basa… Bueno, la religión se basa sólo y casi obsesivamente en la Fe. Este monosílabo tan sencillo sirve para todo y en todo momento. Se tiene o no se tiene, y no se puede razonar nunca sobre asuntos de Fe. Como soy un duende, y a los duendes se les permite algunas licencias imaginativas y dogmaticas que los humanos tenéis vetadas o que, sencillamente, os asunta expresar abiertamente, me voy a permitir montarme una pequeña escena para ser lo más explicito posible.

Galaxia Andrómeda.

Galaxia Andrómeda.

Imaginar que aceptamos que todos los seres vivos, nuestros mundos y este inconmensurable Universo de millones y millones de galaxias, galaxias con millones y millones de estrellas, estrellas con millones y millones de planetas y planetas con millones y millones de satélites, han sido creados por un dios todopoderoso y omnipresente. Y, como es Dios, no cuestionaremos tampoco que todo fue creado en seis días y, claro, después de este tremendo y descomunal esfuerzo, incluso el Creador ha necesitado un día para descansar y recuperar el aliento. Ahora, ya creado el Universo, nos imaginamos a Dios como un gigante que desde una posición elevada observa el Cosmos como si de una urna de pecera se tratara. Pero un Universo, con sus leyes eternas y repetitivas, hasta podría ser algo aburrido. Luego, Dios toca con su dedo por aquí y crea una explosión de supernova, ahora por allí y una colisión de galaxias, etc. Pero además de esto no les quita, ni por un segundo, el ojo a los microscópicos seres humanos, y así seguirá con su divertida creación toda una eternidad de millones y millones de años. Pero (siempre habrán “peros” para las mentes inquietas) los humanos (y los duendes), que han sido creados con una innata curiosidad y un irrespetuoso descaro, seguirán haciéndose preguntas: ¡ay, de los arrogantes humanos! La primera que se me ocurre sería, ¿Por qué Dios tiene esa fijación preferente por los humanos, hasta el punto de hacerlos a su imagen y semejanza? ¡Pero si los humanos en el conjunto del Universo sois menos que microbios! Otra, ¿Por qué los hombres se sienten continuamente bajo observación en esta vida, siempre temerosos de ofender o molestar a Dios, intentando mantener en todo momento una sumisa moral religiosa para ganarse la otra vida (el cielo), de la que nada se sabe con certeza? ¡Este intemporal temor a Dios es algo cruel! ¿No? O, en esa inmensidad del Cosmos, con millones y millones de galaxias, sistemas solares y planetas, ¿No tendrá Dios muchos otros grupos de seres inteligentes a los que juzgar a diario? ¿Vamos a ser los terrícolas los únicos seres inteligentes del Universo? No es de sentido común pensar algo así, que para algo lo tenemos, el sentido común quiero decir, ¿verdad? ¿No pensarán las hormigas, en su organizado hormiguero, que Dios “las hizo a su imagen y semejanza”? Y otra pregunta… ¡Basta! ¡Basta ya, por favor!

Supernova.

Supernova.

Los humanos y los duendes podríamos seguir haciéndonos mil y una preguntas que nunca nadie nos sabrá responder satisfactoriamente. A no ser que se tenga Fe. En este caso, ¡todo resuelto! Creeremos en el Pecado Original, en Adán y Eva, en el Diluvio y el Arca de Noé, en la Torre de Babel, en el Cielo y el Infierno, en Satanás y los Ángeles Caídos, en Vírgenes y Santos y en milagros mil, y no habrá que cuestionar nunca nada porque todo está resuelto y explicado bajo el inmenso paraguas de la Fe religiosa. Este duende piensa, al observaros con buena voluntad desde la distancia de mi mundo paralelo, que parece ser que los humanos tenéis la necesidad congénita de integraros fácilmente en algún rebaño, y aceptáis gustosamente la guía espiritual del Buen Pastor; aunque, me da esa sensación, de que en la mayoría de las ocasiones no sepáis, ni tengáis interés en saber, hacia dónde se os guía. Vamos, que de alguna forma los humanos renunciáis a vuestra singular independencia objetiva y os creáis con suma facilidad un verdadero vía crucis existencial en vuestras cortas vidas (las únicas que conocemos con absoluta certeza), lleno de sufrimientos, renuncias y resinación, y todo por la promesa de obtener a cambio una vida eterna, feliz y cómoda, en el paraíso celestial. Promesa que nadie nunca os podrá garantizar, pues, sinceramente, de lo que todos nos encontraremos más allá de la frontera de la muerte, ni el mejor imán, ni el más sabio rabino, ni sacerdote, obispo, cardenal o, incluso, el propio Papa de Roma sabe con certeza humana más de lo que ahora mismo sabéis vosotros o yo: ¡nada!

Nebulosa Cabeza de Caballo.

Nebulosa Cabeza de Caballo.

Pero, el mundo seguirá creyendo en estas espiritualidades religiosas aunque sólo sea por Tradición heredad o por pereza o pobreza intelectual o por egoísmos particulares o de grupos, y nunca por un convencimiento razonado y comprensible, porque esto último es imposible del todo para la mente humana. Los misterios de Dios pertenecen siempre a la Fe y se escapan a la Razón: al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios, ¿no? Ahora bien, siempre ha habido y siempre habrá almas creyentes y no creyentes. Luego siempre habrá que convivir, respetar y aceptar todas las espiritualidades religiosas de igual forma que se debe de respetar y aceptar a las almas escépticas de los hombres de Ciencia, por lo general agnósticos o ateos, pero al mismo tiempo tremendamente valiosos para el racional progreso y la imparable evolución humana: siempre Tolerancia y los Principios de la Libertad de Expresión, pues son ideales fundamentales de cualquiera sociedad libre y progresista desde la época de los primeros filósofos griegos. Mi personal reflexión, de duende agnóstico pero respetuoso, es que hay que aceptar que la mente humana (y la de los duendes) llega, “hoy día”, hasta un límite y más allá de ese límite no sabemos nada. Y he entrecomillado hoy día porque nuestras mentes están en continua evolución y, como los tiempos evolutivos son de miles o millones de años, todavía no sabemos las capacidades de elucubración de la raza humana en un futuro lejano (y mucho menos después de observar la frenética evolución humana de los dos últimos siglos). Pero, hoy por hoy, hay que vivir aceptando nuestras propias limitaciones intelectuales y cognoscitivas, hay que aceptar con toda naturalidad esta realidad, y punto. Crearse especulaciones o imaginaciones de lo que no se conoce ni se alcanza a saber ni se entiende sólo nos puede llevar a condicionar absurdamente nuestras cortas vidas en base a errores dogmáticos o supersticiones varias. Creencias o supersticiones que nunca son gratis para nadie y que, en muchas ocasiones (y lo demuestra sobradamente la historia de la humanidad) no hacen más que complicarnos y amargarnos la existencia.

Galaxia de sombrero.

Galaxia de sombrero.

Hoy día, los seres humanos saben que el Hombre no es el centro del Universo, que nuestra galaxia no es Heliocéntrica, siendo el Sol una insignificante estrella de la galaxia, localizado en uno de sus espirales brazos. Que incluso no es nuestra galaxia, La Vía Láctea, el centro del Universo y que el hombre es un elemento más que microscópico en el conjunto interestelar. Sabemos que el Cosmos Observable está en torno a un diámetro de unos 26.000.000.000 de años-luz (que no es cualquier cosa), pero que seguramente seguirá en su inimaginable dimensión mucho, muchísimo, más allá. Y todo esto que sabemos hoy es gracias a otro elemento tan misterioso y asombroso como el propio Universo: La Mente Humana (o la de los duendes). Yo sí que pienso que el hombre sigue siendo el centro del Universo, de ese Universo del que nosotros formamos parte: el Universo del Conocimiento Cognoscitivo. Pero lo es por su capacidad mental, por su mente prodigiosa y asombrosa, de la que parte todo razonamiento y entendimiento. En su evolución racional la humanidad ha aprendido maravillas extraordinarias que ha ido transmitiendo a las nuevas generaciones: Historia, Física, Química, Astronomía, etc. Los conocimientos que posee el hombre actual, no hace mucho en el tiempo, parecerían brujerías o magias de nigromantes peligrosos. Nadie, ni siquiera mi querido abuelo (duende iletrado pero sabio y muy cercano en el tiempo), podría imaginar que nos comunicaríamos con móviles, que llegaríamos a saber la composición del Sol o su génesis, a tener control racional sobre la genética, y muchos extraordinarios asuntos más que hoy son en gran parte del acervo cultural de los jóvenes estudiantes de bachillerato.

Galaxia en espiral.

Galaxia en espiral.

Isaac Asimov, que fue un incuestionable modelo de una mente muy brillante, nos ofrece con este libro de hoy (y en general en toda su producción) un magnífico ejemplo de amor a la Ciencia y, por extensión, al ser humano. Porque la lectura de este gran libro nos refresca y envuelve con el Humanismo más bello y el mejor y más asombroso Racionalismo Científico, y todo ello parece guiarnos al Laicismo más enriquecedor. Sólo por esto se merece que, cada vez que miremos al cielo estrellado, recordemos que en órbita espacial hay un asteroide y en Marte un cráter, ambos llamados Asimov, por un más que merecido agradecimiento a su gran aportación divulgativa, ese pequeño y grande granito de arena en el conocimiento humano del Universo. A este duende, no le cabe ninguna duda, de que su ejemplo y la indiscutible semilla generacional que su ejemplo nos ha proporcionado, a través del Conocimiento y la Inteligencia, nos llevara algún día a los confines del Cosmos o, como diría mi buen amigo Buzz Lightyear, que de todo esto del espacio sideral sabe lo suyo: ¡hasta el infinito y más allá!

“Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro”. Albert Einstein, físico alemán (1879-1955).

El Universo.

El Universo.

 

MIS LECTURAS: LAS MUJERES, QUE LEEN, SON PELIGROSAS. Stefan Bollmann (1958- ).

Hola a todos.

Hoy utilizaremos algunas bonitas tarjetas postales y nos apoyaremos en una joya de libro para homenajear a todas las mujeres inteligentes.

MIS LECTURAS: LAS MUJERES, QUE LEEN, SON PELIGROSAS. Stefan Bollmann (1958- ).

» La gran pegunta que nunca ha sido contestada y a la cual todavía no he podido responder, a pesar de mis treinta años de investigación, es: ¿qué quiere una mujer?”. Sigmund Freud, médico psicoanalista austriaco (1856-1939).

Las mujeres que leen...¡son peligrosas!

Las mujeres que leen…¡son peligrosas!

Algunas de sus obras destacadas:

–          Cult mujeres (1999).

–          Las mujeres fuertes (2000).

–          LAS MUJERES, QUE LEEN, SON PELIGROSAS (2005).

–          Mujeres que escriben letal (2006).

–          ¿Por qué la lectura te hace feliz? (2007).

–          Me encantan las cartas, Mrs. Cartas de cinco siglos (2008).

–          Las mujeres, que leen, son peligrosas e inteligentes (2010).

Stefan Bollmann.

Stefan Bollmann.

No son muchos los datos que hemos podido encontrar de nuestro autor de hoy (tal vez, habrá que esperar algún tiempo para que se confirme su justificada presencia en las enciclopedias). Pero, aun así, os ofrecemos una escueta presentación. Stefan Bollmann nace un 21 de marzo del año 1956 en la ciudad alemana de Dusseldorf. Luego en la actualidad tiene 58 años de edad. Cursó estudios universitarios de literatura alemana, cine, historia y filosofía. Se doctoró con una tesis sobre el escritor Thomas Mann. A continuación pasó seis años trabajando en París. A su regreso a Alemania es contratado como asesor universitario por la Universidad de Mannheim. Poco después funda su propia editorial, la Editorial Bollmann, que tendrá una gran actividad, tanto de obras publicadas como de variedad de autores. Su mayor éxito vino por la serie La libertad y la mujer, publicaciones estas con bellas imágenes de la vida cotidiana de las mujeres. Hoy día, nuestro autor, sigue trabajando como redactor en varias editoriales y sigue escribiendo y publicando buenos libros. Actualmente Stefan Bollmann vive y trabaja en la ciudad de Múnich. Y esto es todo lo que sé de nuestro autor.

Portada del libro.

Portada del libro.

El libro que hoy os quiero recomendar es una autentica preciosidad, una joya reluciente en los estantes de cualquiera biblioteca. Es una obra bella, amena, corta y muy relajante, además de tratarse un hermoso homenaje a todas esas mujeres inteligentes que buscan en sus ajetreadas jornadas un poquito de tiempo para la lectura; es decir, para su formación y enriquecimiento personal. La mujeres, que leen, son peligrosas, es un precioso libro que se ha traducido a unos 16 idiomas y que se convirtió en su día en un autentico bestseller en Europa. En España fue publicado en su primera edición en octubre del año 2006 por la madrileña Editorial Maeva, con traducción de Ana Kosuctic (aunque creo que alcanzó las tres ediciones, siendo la última de abril del año 2007). En la edición alemana, el prólogo estuvo a cargo de escritor germano Elke Heidenreich (1943- ), pero en España venía con un magnífico prólogo de la escritora Esther Tusquets (1936-2012). Se trata de un libro insólito  y de gran belleza que nos presenta más de 65 obras de pintura o fotografía que representa a las féminas en actitud de lectura. Obras que van desde el Renacimiento (siglo XIV) hasta el siglo XX. Y cada una de estas imágenes va acompaña de un pequeño, pero enriquecedor, comentario del autor. Si os interesáis sinceramente por este libro no sé si todavía lo podréis encontrar en alguna librería, pero seguro que sí se encuentra en las páginas de tiendas de lance en internet. Pero, en cualquier caso, el pequeño esfuerzo de búsqueda valdrá siempre la pena. Os lo garantizo.

Las inolvidables primeras lecturas.

Las inolvidables primeras lecturas.

Siempre, en todas las épocas y lugares, se suele hablar de la guerra de sexos. Y, claro, también de sus “diferentes” capacidades intelectuales. En la década de los noventa del siglo pasado se hicieron sesudos estudios que venían a decir que las mujeres tienen más desarrolladas en el celebro sus capacidades verbales, los que las hacían más actas para la comunicación, las relaciones públicas, la sicología, la educación o la divulgación, por ejemplo. Los hombres, en cambio, tenían más desarrolladas sus capacidades visuales y espaciales (las que le habían servido en su evolución para la caza y la lucha), y por este motivo tenían ventaja sobre las mujeres para actividades como la exploración, la navegación, la arquitectura o en facetas creativas en general. Pero, la verdad, yo creo que todo esto son “orientaciones científicas” nada más y que no sirven para mucho. De nada les servirá a las mujeres tener cierta ventaja en sus capacidades verbales si luego no tienen nada de qué hablar, ¿verdad? Por lo tanto, sigo pensado que, a pesar de la genética diferencial de los sexos, lo realmente determinante es la suerte (o la lotería o, si se prefiere, la providencia) del nacimiento.

Madre y lectora.

Madre y lectora.

Es decir, es muy determinante para los seres humanos el lugar y las condiciones de partida desde la cuna. Tener unos padres con más “posibles”, que se preocupen de inculcar la lectura y la buena educación en sus retoños y en ofrecerles colegios y tutores apropiados, o nacer en una casa pobre con ocho o diez hermanos, cambia mucho las posibilidades de los individuos. Lo que quiero decir es que nacer en un barrio de clase media o alta en vez de en una mísera favela o en algún país atrasado del tercer  mundo, marcará unas condiciones determinantes que prevalecerán siempre sobre la genética de los individuos que, por muy capaz que sean los hijos de las favelas, no tendrán las mismas oportunidades de desarrollo intelectual que otros muchos, incluso siendo éstos notoriamente menos capaces que aquéllos. Por lo tanto, este duende, piensa que es misión del espíritu humano luchar siempre por una educación progresista, que no provoque fracturas sociales inducidas por la diferencia de “posición social”. Una educación que se base en una irrenunciable prioridad humanística, que luche por una cultura universal, justa e igualitaria para todas las clases sociales. Y esto sólo vendrá desde una posición decidida y determinada de cuidar y favoreces la Educación Pública (estatal), racional, laica e igualitaria para todos.

Mujeres que leen... mujeres sabias.

Mujeres que leen… mujeres sabias.

Enseñanza pública, cultura igualitaria y siempre libre de personales dogmas de fe (¡enseñanza laica, por Dios!) o segregación de sexos (¡para evitar mentalidades machistas!, que luego afloran con toda naturalidad hasta en elogiados ministros). Educación que no se dejen arrastrar nunca por espurios intereses económicos o por falsas promesas de partidos inmovilistas, conservadores o directamente reaccionarios (legión de oligarquías políticas de grises cangrejos que andan todo el tiempo para atrás), que suelen ser los perfiles de políticos que se dan en las derechas políticas. Partidos estos que siempre, en cuanto tienen ocasión (entiéndase mayorías absolutas parlamentarias, que no sociales), dejan al descubierto sus hipócritas y cínicas inclinaciones de clase. Porque es del todo falso eso que suelen decir habitualmente estos fariseos tecnócratas de corbatas de seda y pelos engominados en sus campañas electorales: que se gobierna para todos.

Humor Woody Allen.

Humor Woody Allen.

Lamentablemente, los hechos demuestran siempre todo lo contrario y los ponen en su más que merecido lugar descubriéndolos: son hipócritas profesionales que mientes más que hablan, vamos. Ya se sabe la famosa frase: un buen político de derechas es aquél que te promete construir un puente, aunque no haya río que cruzar. O, con toda seguridad, os prometerán crear cuatro millones de puestos de trabajos, no tocar las pensiones ni la sanidad ni la educación de vuestros hijos ni la dignidad de las mujeres, no subir los impuestos, prometerán una red nacional de aeropuertos sin aviones para llenarlos de paseantes felices y agradecidos, o os garantizarán un club de golf a la puerta de vuestros hogares: ¡os prometerán todo aquello que queráis escuchar! Eso sí, para más tarde dedicarse con indecente descaro y la mayor desvergüenza política, de manera sistemática y meticulosa, a incumplir todo lo prometido, apoyándose en las excusas más triviales y variopintas, y a preocuparse solamente de recibir sus opacos sobres de final de mes y de engordar sus cuentas corrientes de allende de nuestras fronteras. ¡No dejaros engañar por estos venales políticos, trepas y caraduras, que sólo buscan su lucro personal y comerciar con vuestra buena voluntad y honestidad, y nunca el bien común!  Pero, ¡ay!, pido disculpas, de nuevo he  vuelto a incumplir las normas del Scriptorium. No nos desviemos de nuestro sencillo homenajes a las mujeres lectoras y dejemos estar estas opiniones personales de un observador duende cabreado.

Pablo Picasso: Mujer leyendo.

Pablo Picasso: Mujer leyendo.

Tengo que reconocer aquí y ahora la importancia que tuvo este libro en la génesis del apartado de tarjetas postales del Scriptorium. Pues, pensé entonces, si se puede realizar una bella publicación apoyándose en las pinturas y fotografías de las mujeres leyendo, por qué no apoyarme en mis tarjetas postales y centrarme en otros variados temas o asuntos interesantes. Y así fue como comenzamos con la categoría de Postales (y, en alguna medida aunque no tan sistemático, también en el apartado de Misceláneas). Porque hay muchas hermosas tarjetas postales en las que se ven a las chicas leyendo, pero también otras en las que se pueden ver veleros, hermosos caballos, impactantes acuarelas de bellos paisajes, perros, gatitos, etc. Y ahí estamos, intentando compartir con todo aquél que lo desee nuestras bonitas postales y, a la vez, completando esas entregas con reflexiones bien intencionadas desde nuestro particular punto de vista desde el mundo mágico de los duendes, con mayor o menor acierto y oportunidad. Pero, en cualquier caso, creo que es de justicia mostrarnos agradecido y reconocer el mérito de este hermoso libro y valorar como se merece a su brillante e imaginativo autor. Por todo esto, esta recomendación de hoy es, en nuestra opinión, simplemente un acto de justicia.

El trono de mi libertad.

El trono de mi libertad.

Este libro que hoy recomendamos es, como ya he dicho, una belleza de libro, lleno de hermosas imágenes muy evocadoras y relajantes.  Pero, como no quiero “contarle la película” a nadie que pudiera tener sincero interés en hacerse con el libro, diré que todas las imágenes de tarjetas postales que he usado para completar esta entrada no aparecen en el libro, son otras distintas. Son, igualmente, imágenes de hermosas niñas, jóvenes mujeres o de ancianas, todas ellas en actitudes de lecturas. Mujeres abstraídas en la lectura y evadidas así de su cotidianidad inmediata: este es el verdadero milagro intemporal de la buena literatura. Porque los buenos libros, no sólo nos hacen soñar e imaginar mundos mejores y/o nuevos, o situaciones hermosas y/o peligrosas (y todo esto, casi siempre, desde la apacible comodidad de nuestros hogares o desde nuestro más querido rincón de intimidad), sino que también nos forman y enriquecen con los conocimientos acumulados por los grandes intelectuales de la humanidad. Y, sobre todo esto último, ese enriquecimiento intelectual, es lo que os hace progresar y realizaros como humanos. En fin, no me quiero poner muy zalamero con las chicas lectoras (cosa muy habitual en los duendes), así, para terminar, sólo os diré que a mí, de siempre, la imagen de una niña, una chica o una dama en actitud de lectura, me han parecido unas escenas hermosas y muy gratas, que me conmueven, me sacan una feliz sonrisa y me llenan de sentimientos optimistas. Pues estas estampas me suelen evocar a esas almas que poseen la inquietud del hermoso humanismo. Sensaciones estas que, inexorablemente, me producen una personal y muy agradable armonía y paz interior (¡eh, que os conozco! Esta última frase es típica, genuina, de los duendes y no, como algunos estáis pensando, sacada de la serie The Big Bang Theory). Espero, de buena voluntad, que con la lectura y contemplación de este precioso libro, también alguno de vosotros/as sintáis un poco de bienestar por algo parecido a lo experimentado por este sentimental duende.

 

“El papel de las mujeres en el progreso de las civilizaciones es mucho mayor que el del hombre, por lo que deberían desarrollar sus aptitudes de acuerdo con su naturaleza, sin imitar a los hombres”.  Alexis Carrel, médico y biólogo francés (1873-1944).

MIS LECTURAS: EL NOMBRE DE LA ROSA. Umberto Eco (1932- ).

Hola a todos.

Hoy hablaremos de una magnífica novela que representa un auténtico auto-homenaje de la propia literatura.

MIS LECTURAS: EL NOMBRE DE LA ROSA. Umberto Eco (1932- ).

«Antes mirábamos el cielo, otorgando sólo una mirada de disgusto al barro de la materia; ahora miramos la tierra, y sólo creemos en el cielo por el testimonio de la tierra. Cada palabra del Filósofo, por la que ya juran hasta los santos y los pontífices, ha trastocado la imagen del mundo. Pero aún no había llegado a trastocar la imagen de Dios. Si este libro llegara… si hubiese llegado a ser objeto de pública interpretación, habríamos dado ese último paso”. Jorge de Burgos a Guillermo de Baskerville.

Escribanos de Dios.

Escribanos de Dios.

Algunas de sus novelas destacadas:

–          EL NOMBRE DE LA ROSA (1980).

–          El péndulo de Foucault (1988).

–          El signo de los tres: Dupin, Holmes, Peirce (1989, coautor con Thomas A. Sebeok).

–          La isla del día antes (1994).

–          Baudolino (2000).

–          La misteriosa llama de la Reina Leona (2004).

–          El cementerio de Praga (2010).

Película. El Nombre de la Rosa.

Película. El Nombre de la Rosa.

Además, Umberto Eco ha escrito un gran número de ensayos académicos y ha sido solicitado, por su gran prestigio docente y su tremenda popularidad intelectual, para impartir charlas y seminarios por universidades y otras instituciones culturales. La novela hoy tratada fue llevada al cine en el año 1986, en una producción franco-italiana-alemana: El nombre de la Rosa, dirigida Jean Jacques Annaud e interpretada en sus principales papeles por Sean Connery (Fray Guillermo de Baskerville) y Christian Slater (Adso de Melk). Es una buena película, aunque, como casi siempre, se toma algunas que otras licencias populistas en su guión adaptado pero que, en ningún momento, estas libertades desvirtúan para nada el tema principal de la novela. Esta película, con una magnífica ambientación y grandiosos decorados (para el Scriptorium de la abadía, se utilizó el monasterio cisterciense alemán de Eberbach, en Rheingau), consigue darle imágenes muy impactantes a nuestra pobre imaginación literaria.

Umberto Eco.

Umberto Eco.

Umberto Eco nació un 5 de enero de 1932 en la ciudad de Alessandria, en el norte de Italia. Su primera educación infantil fue salesiana. En el año 1954 se doctoró en Filosofía y Letras en la Universidad de Turín. Ha sido profesor en las universidades de Turín, Florencia y Milán. Desde el año 1971, ocupa la cátedra de Semiótica en la Universidad de Bolonia. En el año 1969 es cofundador de la Asociación Internacional de Semiótica y en el año 2001 crea la Escuela Superior de Estudios Humanísticos. Nuestro autor de hoy es Doctor Honoris Causa por 38 universidades, destacando nosotros entre ellas las españolas de La Complutense de Madrid, la de Castilla-La Mancha, la de Sevilla o la de Burgos. En el año 2000, obtiene el prestigioso Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades. Además, ha sido propuesto en varias ocasiones al Premio Nobel de las Letras. A título personal, nuestro autor es reconocido como Bondiólogo o experto en el personaje literario del agente 007, James Bond. Es duque, desde el año 2008, en el Reino de Redonda (por la gracia de su Majestad, King Javier Marías I). Le gustan las novelas detectivescas y en especial las de Sherlock Homes, las obras de Jorge Luis Borges y los cómics, destacando entre estos últimos las tiras de Mafalda, de nuestro querido y admirado Quino.

Órdenes Monacales.

Órdenes Monacales.

Hecha la presentación de nuestro autor, continuemos. Si el cine tuvo que esperar al genio italiano para otorgarse un emotivo y bello autohomenaje en la película del año 1988, Cinema Paradiso, dirigida por Giuseppe Tornatore e interpretada por Philippe Noiret y Salvatore Cascio (no os la perdáis, es una auténtica obra maestra), ha tenido que ser otra vez el genio italiano quien haga lo más parecido por la literatura con esta extraordinario novela. Pues, en la modesta opinión de este duende, el tema de esta historia del medievo representa un bello homenaje a los libros; es decir, a través de ellos, al Conocimiento libre (con mayúsculas), sin tutelas, sin censuras y universal. Pues, sólo a través de esta universalidad, es cuando el saber alcanza su mayor grado de riqueza humanística, vital e inherente a la especie humana (y también a los duendes, claro).

La tétrica oscuridad del medievo.

La tétrica oscuridad del medievo.

Como nos gusta decir a los duendes, los seres humanos sois un proyecto en eterna construcción. Progresáis, indudablemente, sin deteneros nunca hacia un futuro mejor, y siempre luchando y buscando vuestra felicidad y la de los vuestros. Pero, eso sí, lo hacéis a trompicones, con altibajos y de forma, cuanto menos, algo torpe en ocasiones; prevaleciendo, muchas veces, en vuestras actitudes los instintos más bajos: la codicia, la avaricia, el egoísmo, etc. Pero, qué duda cabe, os construís vosotros mismos y, fundamentalmente, apoyándoos es dos conceptos determinantes: el empirismo y el racionalismo. Ya habréis oído esa famosa frase de “los pueblos que no conocen su Historia, están condenados a repetirla”. Pues bien, el ser humano aprende mirando al pasado y, a lo aprehendido por los sentidos de ese pasado, aplicándole vuestro alto grado de racionalismo de especie (podríamos decir que estoy refiriéndome a filosofías que serían una suma de Francis Bacon -1561/1626- y René Descartes -1596/1650-, vamos).

Portada de la Novela.

Portada de la Novela.

En el nombre de la Rosa, en edición de Lumen y traducción de Ricardo Pochtar. Hagamos un pequeño ejercicio de memoria con nuestra visión retrospectiva de la historia y así valoraremos algo mejor la trama de este libro de hoy. Todos podremos estar de acuerdo de la tremenda importancia que para la humanidad tuvo La Revolución Francesa, del año 1789. Fue la revolución que cambio el mundo de una forma determinante e irreversible. Fue, en definitiva, la revolución que le dio la libertad necesaria a la Burguesía y, así, propició el nacimiento del Liberalismo. Y, a continuación, al autoritarismo, el capitalismo, el socialismo, comunismo, anarquismo, y todos los –ismos que posteriormente hemos conocido. Pero para que los humanos llegarais a aquella revolución burguesa, y puesto que hemos determinado que vuestro progreso es empírico, antes, o mucho antes, tuvo que darse la época de La Ilustración y antes la época del Renacimiento. Épocas estas que propiciaron y formaron singularidades de espíritus cultos y progresistas y también, en muchas ocasiones, manifiestamente espíritus nobles y altruistas. Y antes de estás dos evolutivas épocas, ¿qué?: la tenebrosa y oscura Edad Media. Casi mil años de la historia de la humanidad donde lo que prevalecía era el inmovilismo feudal, la incultura generalizada (apoyada en el analfabetismo masivo y la pobreza extrema), las supersticiones, las guerras, el hambre, las enfermedades (pestes), la falta de justicia social y de todo tipo y, en suma, de un estado social ciertamente inhumano, inseguro, imprevisible y muy lamentable. Pues bien, lo que este libro nos narra y nos hace imaginar y compartir es la historia de una pequeña semilla intelectual que es plantada en las postrimerías de aquella triste oscuridad del medievo y que, al germinar, dará a la humanidad toda esa imparable cosecha evolutiva mencionada. Por todo esto nos parece una importante y  maravillosa novela que además se lee muy bien (a pesar de estar “adornada” con múltiples “latinajos”-que el común de los mortales no entiende hoy día pero que son muy apropiados al contexto de la narración y la época-, pero que no entorpecen para nada la comprensión y seguimiento del argumento). Esta lectura se nos ofrece a través de una prosa magnífica, de maestro consumado, erudito catedrático de semiótica (estudio de los signos, sus relaciones y sus significados), que la cuida, embellece y maneja con mimos de enamorado. No nos cabe ninguna duda de que esta maravillosa novela se puede contar, desde ya mismo, entre los clásicos de la literatura universal de todos los tiempos.

Fray Guillermo de Baskerville y Adso de Melk.

Fray Guillermo de Baskerville y Adso de Melk.

Nuestro autor se sirve de una trama argumental de Novela Negra, detectivesca, para llevarnos al desenlace final que será ese canto a la libertad y universalidad del Conocimiento impreso. Los personajes principales de la novela son el monje Franciscano, Fray Guillermo de Baskerville, inteligente, perspicaz y antiguo inquisidor, y su ayudante, el joven novicio Adso de Melk, que será el que nos ofrezca la historia. Pero hay un tercer protagonista que es también en extremo importante: La enorme Biblioteca laberíntica de la abadía, la torre del saber custodiado. Nuestros protagonistas acuden a una alejada y entre montañas abadía Benedictina italiana (innombrada). Llegan para celebrar un encuentro entre una legación Papal y un grupo de monjes franciscanos, los espirituales, para debatir sobre temas teológicos. Concretamente sobre la pobreza de Cristo, algo que tenía su gran importancia en ese momento por motivos políticos, no exentos de hipocresías y cinismos personales y siempre cargados de intereses partidistas. Pero allí, en la abadía, se encontrarán con una serie de misteriosas muertes que nuestro sagaz e inteligente monje franciscano tendrá que investigar a petición del abad del monasterio. Y no os cuento más. Es mucho mejor hacerse con la novela y sumergirse en esta adictiva trama.

La hoguera del saber.

La hoguera del saber.

El Conocimiento libre y universal impreso en los libros: ¡Qué mayor tesoro podéis tener los humanos! En la escena final de la narración, en medio de las llamas, Guillermo llora, sufre, se lamenta con desgarradores gritos silenciosos. ¿Cuántas obras incunables se habrán perdido de forma irremediable a través de la historia? ¿Dónde estarán las cenizas de los tomos de la Biblioteca Califal de Córdoba o los de la gran Biblioteca de Alejandría? ¿Dónde los Conocimientos legados en papiro? ¿Qué otras patéticas y lamentables intransigencias humanas habrán sido el brazo ejecutor de destrucciones absurdas e irreparables? ¡Cuánto retraso humanístico habrán significado todas esas lamentables pérdidas! Nadie lo podrá nunca cuantificar. Pero, pido ahora mismo desde aquí a los Hados, que los hombres entiendas de una vez por todas que el Conocimiento no deben ser instrumentalizado para oscuros y egoístas intereses. Que se entienda que, por el propio bien de los humanos, debe de ser libre y universal. Pues, hasta de las obras más censurables y excéntricas, se extraen experiencias válidas y provechosas para la humanidad (y para los duendes). Así ha sido a través de todas las épocas y así seguirá siendo. Lo que antaño nos podría parecer censurable, hoy no nos lo parece de igual forma, y únicamente podremos juzgar y evaluar estas cuestiones si respetamos la integridad del Conocimiento Heredado, si somos lo suficientemente atrevidos para estimular, proteger y conservar la creatividad filosófica de los hombres, sin tutelas dogmáticas ni otras censuras hipócritas e interesadas.

El laberinto del Conocimiento.

El laberinto del Conocimiento.

Hombres (como duendes) imperfectos, que se equivocan, dudan y actúan, en muchas ocasiones de forma precipitada, pero que aceptando nuestras imperfecciones y limitaciones, con tolerancia, estudio y racionalizando nuestras vidas, progresamos. Avanzamos en libertad hacia un mundo mejor, para nosotros y para nuestros descendientes, es el innato e irrenunciable espíritu humano del Progresismo. Esa es vuestra tarea principal como humanos, de forma individual y personal, y ese será el legado más preciado que podréis dejar a la posteridad del planeta. Por lo tanto, todo aquello que entorpezca este humano propósito tenemos que ignorado o apartarlo de nuestra ruta, poniendo en un pedestal prioritario y destacado a la curiosidad enriquecedora, la del saber, y a la tolerancia intelectual, por encima de dogmas y nacionalismos segregadores o absurdos. Y ahora, para acabar, nos vamos a permitir volver a aquella nombrada y famosa Revolución Francesa y recordaremos, no sin cierta admiración y nostálgico respeto, un intemporal grito de rebeldía de la humanidad: ¡Libertad, Igualdad y Fraternidad!

“El diablo no es el príncipe de la materia, el diablo es la arrogancia del espíritu, la fe sin sonrisa, la verdad jamás tocada por la duda. El diablo es sombrío porque sabe adonde va, y siempre va hacia el sitio del que procede. Eres el diablo, y como el diablo vives en las tinieblas”. Guillermo de Baskerville a Jorge de Burgos.

MIS LECTURAS: PRECISAMENTE YO. Erika Mann (1905-1969).

Hola a todos.

Cuando un duende (y, tal vez, igualmente algún humano) se para a contemplar la actual situación política mundial o, sin necesidad de ir tan lejos, la más cercana mediocridad de la política nacional española, políticas descaradamente capitalistas y autoritarias, propias de las derechas más reaccionarias y dogmáticas, políticas egotistas e insolidarias, antisociales y regresivas, para nada progresistas ni justas; si nos paramos a contemplar a partidos políticos salpicados de corruptos sin conciencia, prevaricadores impunes, de sinvergüenzas avariciosos o cínicos profesionales, o a instituciones públicas ocupadas por tropas de advenedizos incompetentes y vagos, sin mayor mérito que el de ser maleables militantes solícitos y agradecidos, de esos que algunos los han querido llamar en regaladas y concurridas conferencias y sin ningún rubor ni vergüenza, votos cautivos, cuando de lo que realmente se trata es sencillamente de un ejercicio reprobable e inaceptable de vergonzoso Nepotismo político, ¡de oligárquicas políticas de clientismo decimonónico!, y todo ello acompañado de auto-justificaciones hipócritas o de compadres jaleadores y de trastabillados encubridores desvergonzados, políticas que lo único seguro que producen es una manifiesta y acelerada fractura social y un muy justificado desapego del pueblo con su torpe clase política, pues eso, que uno no puede evitar caer por momentos en una especie de abúlica y descorazonada depresión pesimista que nos empuja irremediablemente a una pasota resignación ciudadana y a una consecuente apatía participativa en la vida social y política. Es entonces cuando más sinceramente se agradece, valora y se aprecia a nuestra admirada escritora de hoy y a este extraordinario y gratificante libro, que siempre nos ha insuflado chorros de unas buenas dosis de energía, valor, optimismo y esperanza en el ser humano.

MIS LECTURAS: PRECISAMENTE YO. Erika Mann (1905-1969).

«Entonces ¿adónde, si se puede saber, pertenezco? La respuesta era obvia: a los aliados, naturalmente, a las Naciones Unidas, a todos los que en esta guerra (la 2ª Guerra Mundial) se manifiesten a favor de la decencia y la libertad, y contra lo indecible… Un mundo, un único mundo lo bastante grande para ofrecer espacio para todos, pero no para todo. ¿Y a qué no? La palabra resulta plana, y preferiríamos evitarla. Es inevitable. Lo que está detrás de ella ha envuelto el mundo en humo y llamas y ha de ser proscrito, de acuerdo con las normas del nuevo mundo. Se llama ¡nacionalismo!”.  Erika Mann, en Reflexiones en el salón de Té.

Thomas Mann y Erika Mann.

Thomas Mann y Erika.

Algunos de sus libros más destacados:

–          School of Barbarians (1938).

–          Escape to life (1940).

–          The lights go down (1940).

–          The Other Germany (1940).

–          The last year of Thomas Mann (1959).

–          PRECISAMENTE YO (Blitze überon Ozean, 2000. Publicación póstuma).

Además, Erika Mann fue actriz, escritora de libros infantiles, dio conferencias y charlas políticas, fue circunstancial corresponsal de guerra y, finalmente, administró el legado literario de su famoso padre y de su fallecido hermano Klaus Mann hasta su propia muerte.

Como en el libro hoy recomendado se incluye un posfacio en el que se trata gran parte de la biografía de nuestra escritora en detalle, aquí me limitaré a ofreceros una pequeña biográfica telegráfica.

Erika Mann.

Erika Mann.

Erika Julia Hedwig Mann nació un 9 de noviembre de 1905 en Múnich. Fue la hija mayor de Thomas Mann (1875-1955), prestigioso escritor e intelectual alemán, Premio Nobel de Literatura en el año 1929, y de Katia Hedwig Pringsheim (1883-1980), que en su matrimonio tuvieron seis hijos en total: Erika, Klaus (1906-1949), Golo (11909-1994), Monika (1907-1992), Elisabeth (1918-2002) y Michael (1919-1977). Por esta causa, tanto ella como su hermano menor, también escritor y destacado intelectual, Klaus Mann, nunca dejaron de ser en toda su vida “los hijos de”; sambenito vitalicio que uno nunca sabrá si les favoreció o, por el contrario, les perjudicó. Ambas cosas, supongo. Pues, si bien es cierto que era muy difícil estar a la altura de tan ilustre y culto padre, también nadie discutirá que ambos hermanos eran de un nivel intelectual notoriamente destacado y muy por encima de la mayoría de la intelectualidad de su época; incluso me atrevería a decir que, en muchos aspectos (sin olvidar nunca el moral) y desde nuestro aventajado punto de vista retrospectivo, eran unos adelantados a su tiempo. Pero, dicha esta opinión personal, continuemos.

Erika y Pamela Wedekind.

Erika y Pamela Wedekind.

Su  infancia fue una niñez privilegiada y cómoda (siempre si la comparamos con la media de su época). Su casa familiar era visitada continuamente por ilustres y famosas amistades del padre, las élites más destacadas de los intelectuales alemanes y europeos de la época. Aunque nuestra escritora siempre reconoció abiertamente sus inclinaciones lesbianas, se caso en el año 1926 con el actor Gustaf Gründgers (que también tenía una personalidad homosexual) y, claro, este matrimonio sólo duró tres años. En 1927 realizará un viaje alrededor del mundo junto a su hermano Klaus. Viaje que luego trasladarían a un estupendo libro: Rundherum; Das Abenteuer einer Weltreise. En 1932 escribe su primer libro para niños. Su personalidad lésbica le llevo a mantener relaciones con varias amistades: la también actriz alemana Pamela Wedekind, la periodista Betty Cox o la hermosa helvética Annemarie Shwarzenbach. Pero su relación más estable y duradera fue con la actriz alemana, su amante y socia, Therese Giehse (1898-1975), con quien fundó en 1933 el cabaret-teatro El Molinillo de Pimienta (1933-1937), un valiente proyecto cultural lleno de material antifascista y provocador, por lo tanto, totalmente inaceptable, subversivo y “peligroso” para la Alemania de Adolf Hitler.

El Molinillo de Pimienta (1933-1937).

El Molinillo de Pimienta (1933-1937).

En el año 1933, y ante la fuerte presión que padece por parte del nazismo, escapa a Zúrich. En 1935 vuelve a contraer matrimonio por segunda vez con su buen amigo (y de nuevo homosexual) el poeta inglés Wystan Hugh Auden (1907-1973). Este enlace fue claramente un matrimonio de conveniencia, únicamente planteado con el firme propósito de conseguir el pasaporte de ciudadana inglesa. Aunque, técnicamente, Erika estuvo casada con W.H. Auden hasta su propia muerte, dejando un viudo que nunca había convivido a su lado. Paradojas de la vida, ¿verdad? En el año 1936, junto a su hermano Klaus y su compañera Therese Giehse, viajan a Nueva York e intentan mantener allí la actividad cultural del Molinillo de Pimienta. Pero este espectáculo de dura crítica antifascista no tiene aceptación en la América de preguerra, neutral, democrática y opulenta, y así se ven obligados a abandonar este sueño cultural de forma definitiva. A partir de este momento inicia su faceta de corresponsal  de guerra y comunicadora de masas en conferencias y charlas públicas, pues su sueldo como actriz, como se suele oír hoy día, no le alcanzaba para vivir con dignidad y, además, su compromiso de lucha antifascista le era del todo irrenunciable y en aquellas nuevas actividades lo podría desarrollar de manera más intensa y libre. Así, en el verano de 1938, junto a Klaus, vendrá como corresponsal de guerra a España. En su viaje visitará Barcelona, Alicante, valencia y el frente del Ebro, no pudiendo ocultar sus simpatías y esperanzas (ya del todo infundadas) por una pronta recuperación republicana.

La Batalla de Inglaterra (película de 1969).

La Batalla de Inglaterra (película de 1969).

Durante la Segunda Guerra Mundial nos la encontramos de corresponsal de guerra en Inglaterra para vivir en primera línea la dramática y heroica Batalla de Inglaterra, masivaavanzadilla aérea de unaoperación de invasión que padeció intensamente la ciudad de Londres y en general todo el sureste de Gran Bretaña. Después de la guerra fue una de las pocas mujeres en cubrir los Juicios de Núremberg. Pero, injusticias de la vida, algunos años después de terminada la guerra esta extraordinaria mujer, que había luchado y trabajado tanto y tan sinceramente por la victoria de los aliados frente a los fascismos y que había demostrado en todo momento su ecuanimidad personal y buen criterio humano, no iba a librarse de la intransigencia absurda e irracional del amigo americano. Tanto ella como su querido hermano Klaus sufrieron investigaciones personales por parte del FBI y el Comité de Actividades Antiamericanas (del senador MacCarthy que fue su principal organizador y promotor- el famoso Macarthismo, o la caza de brujas del siglo XX en los Estados Unidos) que se tradujeron en presiones e inconvenientes personales y que eran debidas en parte a sus personalidades homosexuales o, sobre todo, creo yo, a su libertad de opinión, insobornable y honesta en todo momento, que le llevó a opinar y posicionarse en contra de la guerra fría y, de forma directa, a la consecuente carrera armamentística estadounidense y comunista de la época (sobre todo, en contra de la apocalíptica Bomba Atómica). Debido a estos lamentables procesos y a otros más personales, su hermanos Klaus cayó en una profunda depresión que le llevó al suicidó en el año 1949. Erika que, a pesar de sus divergencias políticas y personales, siempre había estado muy unida a él se derrumbó. Los Estados Unidos habían acogido como refugiados a los Mann, le proporcionaron un empleo a su prestigioso padre en el ámbito universitario, fueron generosos y amables, y representaban la libertad y la democracia que esta familia tanto anhelaba y defendía para toda Europa. Pero ahora, en medio de esa locura (que siempre nos parecerá tremendamente irracional por desproporcionada y absurda) que fue la Guerra Fría, todo había cambiado a peor y las nuevas circunstancias les marcaron como familia de una forma muy directa y dramática. Ya no podían seguir en América. El país estadounidense, en nuestra modesta opinión, fue ahora muy injusto e ingrato con la familia Mann, sobre la que se cebó tristemente con toda su intransigencia política. Bien por absurdos temores y complejos nacionales o por sus inconfesables intereses políticos, de una u otra forma, el resultado fue que los Mann pasaron a ser elementos incómodos e indeseables para un amplio sector de la clase política americana. Erika, junto a sus padres, se trasladó a Suiza en 1952 de forma definitiva. En Zúrich, Erika se convirtió en la ayudante de su padre y, una vez fallecido éste en el año 1955, pasó a gestionar el legado intelectual de su padre y su hermano Klaus hasta el fin de sus días, manteniéndose en estas tareas administrativas y renunciando de hecho y lamentablemente a proseguir con su propia producción literaria. Erika Mann falleció un 27 de agosto del año 1969. Su madre, Katia Mann, la sobrevivió varios años, pues falleció el 25 de abril de 1980.

Portada del libro Precisamente Yo.

Portada del libro.

El libro que hoy queremos recomendar es una breve obra pero grandiosa y maravillosa, que se lee de un tirón y en un plis-plas pero que no se olvida tan fácilmente. Una obra llena de sinceridad, con una prosa clara y directa, inolvidable desde un punto humanístico, que inexorablemente se nos quedará graba en nuestra inteligencia cognoscitiva y que a mí se me antoja imprescindible: Precisamente Yo, en la Editorial Minúscula, con traducción de Cristina García Ohlrich, y posfacio biográfico de Irmela Von Der Lühe y Uwe Naumann. Erika Mann no buscó la escritura de forma intencionada; según ella, ya había demasiados escritores en su familia: a la escritura la consideraba “la maldición familiar”. Ella quería ser actriz, y lo fue, pero la atracción literaria no podía de ninguna forma pasar de largo por esta inquieta y culta inteligencia femenina. También, como ya hemos apuntado, toda su vida cargó con el sambenito de ser “la hija de”: su padre, Thomas Mann, Premio Nobel de literatura y figura destacada de la literatura universal, fue una de las mentes más preclaras y brillantes del siglo XX. Erika no llegaba a estos niveles de erudición intelectual ni conocimientos filosóficos. Ni, supongo, ella lo pretendería en ningún momento; ni, seguro estoy, agradecería en demasía estas continuas e inevitables referencias al padre; ni, sobre todo, le hacía ninguna falta. Erika, por lo que se deduce de sus escritos, fue un alma bella, noble y sincera, con unos valores humanísticos inconmensurables y una honestidad intelectual limpia e insobornable. Sus escritos, cuentos, conferencias y esta obrita de hoy (publicada póstumamente), nacieron de una voluntad firme, de forma innata y, en cualquier caso, creo que fue una necesidad personal sobrevenida por los difíciles tiempos que le tocó vivir. Erika Mann sufrió, en gran parte de su vida, una especie de diáspora personal muy penosa y lamentable, impuesta por la presión de las políticas fascistas y totalitarias o, simplemente, por posteriores políticas temerosas, intolerantes e hipócritas. Difíciles circunstancias que le forjaron una personalidad singular, sensible y hermosa, con un destacado componente altruista y una manifiesta y decidida voluntad antifascista y, sobre todo, le forjaron una fuerte personalidad luchadora e indomable. Nosotros nos sumamos a la opinión de Joseph Roth (novelista austriaco, 1894-1939), cuando le escribía en la primavera de 1935 reconociendo sus méritos a través de su proyecto cultural El Molinillo de Pimienta: “Hacen ustedes diez veces más contra la barbarie que todos los demás escritores juntos”.

Erika y Klaus Mann.

Erika y Klaus Mann.

Raymond Carr (1919- ), prestigioso historiador británico especializado en Historia Moderna de España, nos dice que se conoce muchos más sobre el periodo histórico de la postguerra franquista en los diarios de Carlos Barral que en muchos otros libros de historia (concretamente se refería a la obra Años de penitencia – 1975-, aunque luego vinieron dos libros de memorias más.Ya hablaremos de estos extraordinarios diarios en otra futura entrega del Scriptorium). Pues bien, igualmente esta obra de hoy es uno de esos maravillosos libros que nos describen unos tiempos históricos a través de las vivencias personales de su autora. Erika nos dejó, como añade en el título del primer capítulo del libro, un Fragmento de una biografía, pues seguramente su intención era realizar unas memorias mucho más amplias y documentadas que nunca llegó a completar. Pero este es uno de esos maravillosos libros que nos dice mucho más de lo que nos cuenta su cuidada prosa. A pesar de su brevedad (sólo cuenta con 161 páginas más un posfacio biográfico), o precisamente por ella, este libro es de esas obras que consigue, por medio de una singular y preciosa alquimia literaria, siempre embriagadora y placentera, ese milagro que está sólo al alcance de la gran literatura, el de hacernos leer entre líneas: de participar de su historia y acontecimientos.  Este libro abarca sucesos y recuerdos de unas épocas muy convulsas y dramáticas, transcendentales en extremo para todo el mundo y especialmente para Europa. Desde el ascenso de los fascismos europeos, pasando por la guerra civil española, la Segunda Guerra Mundial, los juicios de Núremberg y llegando al lamentable periodo de la Guerra Fría de los grandes bloques políticos mundiales. Y este acercamiento histórico se produce por la narración de vivencias y sucesos personales de una forma precisa, clara, magníficamente expuesta y siempre desde una honestidad y sinceridad incuestionable. En suma, es un regalo maravilloso e impagable al bagaje cultural de los hombres, al enriquecimiento del conocimiento humanístico de vuestra especie (y también a la de los duendes). Vamos, como ya he dicho, que esta obra a mí siempre me será de las más queridas e inolvidables por sus valores y por el enriquecimiento personal que indudablemente me proporcionó; como de igual forma espero y deseo intensamente os enriquezca a todos vosotros su lectura.

Los niños de España.

Los niños de España.

Este libro cuenta con cinco breves capítulos dedicados a la Guerra Civil Española. Y creo no equivocarme al afirmar que nunca, en ningún otro pequeño libro, se ha dicho tanto y tan acertadamente como ahora en tan poco (conmueve sobremanera el capítulo titulado Los Niños de España, un desgarrador testimonio sobre el inhumano dramatismo que se producía como cosecha cotidiana entre los niños huérfanos o desamparados de esta terrible guerra). Erika Mann visitó España como corresponsal de guerra en el verano del año 1938 y, de forma concisa y clara, nos deja ver sus sinceras simpatías personales o exterioriza en el texto sus infundadas esperanzas en el triunfo de la causa republicana. Y esto no era sólo por su conocida ideología republicana y democrática, que también, sino principalmente por su decidido e intenso odio al fascismo europeo. Nuestra escritora de hoy había visto triunfar al fascismo en Italia, sufrió de forma directa  y dramática la persecución y el odio del fascismo alemán, y ahora tenía que contemplar como el fascismo franquista desangraba sin piedad y a consciencia a una república legítima y democrática como la española, que además sufría por parte de las democracias occidentales unas políticas de no intervención hipócritas y temerosas: estas democracias, en esos momentos históricos, tenían más temor al comunismo totalitario (con el que se asociaba a la Republica Española) que a los fascismo militaristas, dictatoriales y opresores. Ni una cosa ni la otra, claro. La historia, como de costumbre, pondría a cada uno en su sitio… ¡incluso a Franco! Porque, sí, que no se olvide, el fascismo de España fue el único que triunfó y perduró en toda Europa después de la guerra, amparado y mantenido por oscuros intereses políticos occidentales; pero, pasados cuarenta años, ¡por fin!, ocupó su merecido lugar en la historia: un discreto y gris segundo plano del que ya casi nadie se quiere acordar por esta piel de toro nuestra (vamos, que han bastado unos pocos años de democracia y ya no vemos por ningún lado estatuas ecuestres de generalísimos salvadores ni calles o plazas con patronímicos de “héroes” castrenses de la patria).

Erika y sus padres.

Erika y sus padres.

En fin, y para terminar, quiero recomendaros a todos la lectura de este pequeño libro no sólo por su aleccionador y magnífico contenido democrático y humanístico, o por su hermosa y placentera calidad literaria, que también, sino sobre todo por mostrarnos la belleza de una singular personalidad que debería de servirnos a todos, ahora y siempre, como el mejor y más admirado referente de dignidad, lucha, justicia y libertad. Erika Mann nos demuestra, con su vida y obra, que hay que luchar con convencimiento, sin descanso y sin desfallecer, con fe sincera y valorándola en su justa medida, por unos ideales personales que nos acerquen a la consecución de un mundo mejor, más libre y justo, más igualitario y fraternal; que si aceptamos la Globalización esa tan mentada hoy día y a la que todos estamos abocados por obra de las nuevas tecnologías, que no sea sólo de capitales, paraísos fiscales o mano de obra barata, que sea también y primordialmente de Derechos Humanos, Estados de Bienestar y de Justicia Humana Universal; porque a los hombres parece que os gusta en muchas ocasiones empezar la casa por el tejado, y esto nunca es así o, mejor dicho, en ocasiones como esta mencionada, no debe de aceptarse de ninguna manera esta degradante inversión de procesos. Este duende, como español y republicano, siempre le estará en deuda y agradecido a la memoria y obra de Erika Mann, con la esperanza personal de que algún día ejemplos como el suyo nos ayuden y acerquen a un estado de sociedad en donde la justicia, la libertad, la fraternidad y la felicidad sean el denominador común de todas las repúblicas del mundo (aunque este duende no lo vea, claro, y aunque ya sea porque siempre hay que refugiarse y soñar en las utopías felices, así desde este mismo instante: ¡valdrá la pena!).

 

“Mis ideas y actuaciones políticas siempre han estado más condicionadas por mis experiencias e impulsos personales que por principios abstractos. El único ‘principio’ al que me atengo es mi obstinada fe en ciertos ideales morales básicos: verdad, honor, honradez, libertad, tolerancia… El mensaje que quería transmitir fue siempre un llamamiento directo y sin embozos a la solidaridad humana contra las inhumanas fuerzas de la oscuridad y la destrucción. Esto es lo que he querido expresar en todos mis escritos y conferencias, en mis libros y artículos, en mis cuentos para niños y en mis discursos en la radio”. Precisamente yo. Fragmento de una Autobiografía.

MIS LECTURAS: LA MONTAÑA MÁGICA. Thomas Mann (1875-1955).

Hola a todos.

En la biblioteca de la gran literatura universal de todas las épocas podréis encontrar alguna otra novela igual de magnífica que la que hoy recomendamos, pocas, pero mejor que ésta, ¡jamás!

MIS LECTURAS: LA MONTAÑA MÁGICA. Thomas Mann (1875-1955).

«El hombre no debe dejar que la muerte reine sobre sus pensamientos en nombre de la bondad y el amor” Hans Castorp.

Thomas Mann.

Thomas Mann.

Algunas de sus obras destacadas:

–          La caída (su primera novela, con sólo 19 años, en1894).

–          El pequeño señor Friedemann (1897).

–          Los Buddenbrook (1901).

–          Horas penosas (1905).

–          La muerte en Venecia (1912).

–          LA MONTAÑA MÁGICA (1924).

–          Relato de mi familia (1930).

–          José y sus hermanos (1933-1943).

–          Doctor Faustus (1947).

Muerte en Venecia. de Luchino Visconti (1971).

Muerte en Venecia. de Luchino Visconti (1971).

Sus novelas publicadas son bastantes más de las aquí indicadas. Además, nuestro autor, también escribió un gran número de ensayos y dejó escrito sus Diarios (1918-1951). Vamos, que Thomas Mann fue un incansable trabajador hasta el final de sus días, dejándonos un legado literario ingente e impagable. Su magnífica novela La muerte en Venecia (en el título de la película se le suprimió el artículo) fue llevada al cine en el año 1971 por el director italiano Luchino Visconti e interpretada magníficamente por Dick Bogarde, Silvana Mangano y Björn Andrésen, entre otros. Una estupenda y hermosa película que no os debéis de perder o, en su caso, debéis de volver a ella de vez en cuando. Un ejercicio cultural y personal muy saludable y grato, de los que recargan las pilas a cualquiera, no lo dudéis.

Nuestro autor de hoy es una figura principal en la historia de la literatura universal, por este motivo su biografía está disponible, muy documentada y con mucho más detalle y precisión, en multitud de páginas en la red. Yo, aquí y ahora, y sólo por situaros un poco, me limitaré a mostraros una pequeña biografía tipo telegrama.

Heinrich Mann, el hermano mayor.

Heinrich Mann, el hermano mayor.

Thomas Mann nace el día 6 de junio de 1875 en la ciudad alemana de Lubeca (Lübeck), en el seno de una familia acomodada y de la alta burguesía. Fue el segundo de cinco hermanos: Heinrich, Thomas, Julia, Carla y Viktor. El hermano mayor, Heinrich Mann (1871-1950), también fue escritor y hasta su muerte mantuvo una buena relación con su famoso hermano, aunque no exenta de algunos que otros periodos de distanciamientos ocasionales, producidos en la mayoría de las ocasiones por sus opiniones políticas encontradas (Thomas más liberal y burgués, Heinrich más de izquierdas y progresista). Como era muy corriente entre las clases acaudaladas de la época, los hermanos Mann no fueron a la escuela pública y recibieron sus primeras enseñanzas en el hogar familiar y por profesores privados. En 1882 ingresó en el Liceo y en 1889 en un prestigioso instituto de Bachiller, siendo siempre un estudiante de nivel medio que no llegó a terminar el Bachiller. Sus primeras inclinaciones al mundo de la literatura o a la música clásica de Wagner fueron inducidas por su hermano mayor o de forma autodidacta, y estas primeras cuartillas literarias fueron encaminadas a la poesía y al teatro, no a la narración. En 1891 muere su padre. La familia se ve obligada a vender su empresa familiar y, tanto Heinrich como Thomas, por herencia, empiezan a recibir una modesta asignación que les permitirá vivir cómodamente y dedicarse a la escritura hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial. La familia se muda a la ciudad de Múnich en el año 1894. Este mismo año, a la edad de 19 años, publicará su primera novela: La Caída. Pero será en el año 1897 cuando publica la primera novela que empezará a darle un nombre en las letras alemanas y que será un gran éxito: El pequeño señor Friedemann. Entre los años 1895 y 1898, en compañía de su hermano, viajará por Italia, visitando, entre otras ciudades, Roma, Venecia o Nápoles. Entre los años 1900 y 1903, se le atribuyen relaciones amorosas con el pintor y violinista Paul Ehrenberg (la inclinación homosexual de nuestro escritor fue siempre algo cuestionado y discutido y, en cualquier caso, latente en muchos momentos de su vida y obra). En el año 1901 publica la novela Los Buddenbrook, con un gran existo de venta y crítica. En 1905 se casa con Katia Pringsheim, hija de intelectuales de origen judío; fue una boda civil.  Tendrá 6 hijos: Erika, Klaus, Golo, Monika, Elisabeth y Michael. En el año 1912 publica su obra La Muerte en Venecia, con críticas dispares, pues se le acusa de enmascarar y disculpar inclinaciones moralmente inaceptables por la sociedad burguesa de su época. El protagonista principal, Gustar Von Aschenbach sería un álter ego de Thomas Mann. Por esta época previa a la Primera Guerra Mundial nuestro narrador ya disfrutaba de una reconocida fama y gran prestigio internacional.

República de Weimar.

República de Weimar.

Durante la Primera Guerra Mundial se situó y participó intensamente dentro del más fervoroso nacionalismo alemán. Pero, al finalizar la guerra, empobrecido y algo desanimado, se integrará y aceptará la democrática República de Weimar, y muy pronto empezó a oponerse al incipiente nacionalsocialismo del partido nazi (al que calificará como “disparate con esvástica”). En 1924 publicará la magnífica novela de hoy: La montaña Mágica. La había comenzado a escribir en 1912 pero sufrió el parón de la Gran Guerra y no la terminará hasta doce años más tarde. En el año 1929 recibe el Premio Nobel de Literatura, por toda su obra, pero significando en particular su novela Los Buddenbrook. En 1932, dada ya su fama y prestigio internacional, apoya en las elecciones al candidato Hindenburg frente a Hitler. Pero, dado el imparable ascenso del nazismo, se exilia a Suiza entre los años 1933 a 1938. En 1936, tras publicar una condena pública contra el nazismo, le es retira la nacionalidad alemana y se le confisca sus bienes patrios. Este mismo año obtiene la nacionalidad Checoslovaca. Pero en Europa no estaba seguro, así que en el año 1938 se traslada a los Estados Unidos, donde obtiene un puesto de trabajo como profesor en la Universidad de Princeton (Nueva Jersey). Thomas Mann celebrará el estallido de la Segunda Guerra Mundial por considerarla inevitable y necesaria para acabar con el terror de Adolf Hitler y los suyos. En 1942 participará en emisiones de radio de la BBC británica haciendo campaña contra los nazis y denunciará el Holocausto judío por las ondas radiofónicas a los oyentes en lengua alemana. En 1943 comienza otra de sus novelas más emblemáticas: Doctor Faustus. En 1944 obtiene la nacionalidad norteamericana. En 1949 muere su hijo mayor, Klaus, adicto a las drogas. En 1950 muere en Santa Monica (USA) su hermano mayor, Heinrich. En 1952 y debido a las persecuciones de la época del macartismo en los Estados Unidos (la vergonzosa caza de brujas de supuestos comunistas o simpatizantes), que sufre incómodamente de forma encubierta sobre su persona y mucho más directa sobre su hija Erika, Thomas Mann se traslada definitivamente a Suiza. El 12 de agosto del año 1955 murió en Zúrich por desgarro de la arteria abdominal, a la edad de 80 años, en sus últimos momentos estuvo acompañado de su esposa Katia y de su hija Erika.

Portada La Montaña Mágica.

Portada La Montaña Mágica.

Hoy queremos hablar y recomendar la lectura de una extraordinaria novela: La Montaña Mágica (relectura en edición de Edhasa y traducción de Mario Verdaguer, con la colaboración de David Castelló). Este duende reconoce aquí que, desde el primer momento que leyó esta maravillosa novela, me marcó de manera determinante, y desde ese preciso instante me sentí abducido al mundo de la lectura de forma irreversible y definitiva.  Pero esta novela exige al lector una actitud algo especial. Le exige concentración y sosiego, hay que afrontar la lectura sin ninguna prisa y prestándole todo la atención que se merece, desconectando, pues la narración nos exigirá exclusividad. Así, sin darse uno casi cuenta, se encontrará inmerso en una lectura placentera, de esas que convierten en molestias las inoportunas interrupciones de cualquier tipo. Y, una vez que navegues por ella a velocidad de crucero, ya no podrás dejar de leerla hasta el final. Un final que te llevará tu tiempo, claro, pues es lo menos que se merece esta obra. Al fin y al cabo, al autor le llevo doce años escribirla y, por ello, por respeto, no le podemos ofrecer nada menos que toda nuestra más sincera atención. Pero esto no es nada difícil, como ya he dicho, es incluso muy grato y enriquecedor.

Davos.

Davos.

Se trata de una novela filosófica o filosofía novelada, lo que se prefiera. Y, dado los tiempos actuales de políticos grises y mediocres (responsables de políticas educativas regresivas) que nos han tocado vivir, donde la Filosofía (con mayúsculas) está tan denodadamente despreciada, en favor de credos o supersticiones varias, y decididamente minusvalorada en una insensible sociedad consumista y globalizadora de conciencias, pues eso, que recordar un libro que la honra y ennoblece como se merece creo que es algo muy aconsejable y necesario (bueno, disculpar si este escribano se pone un poco melodramático en este asunto pero, ya se sabe, el punto de vista de un duende en materias de humanos siempre peca de un grado más de pesimismo). Lo que el autor nos ofrece con su extraordinaria maestría narrativa y a través de una perfecta, rica y bella prosa es, nada más y nada menos, que un recorrido por el pensamiento más profundo y noble de la civilización europea contemporánea. Su narración nos mostrará todos y cada uno de los asuntos filosóficos más trascendentales y actuales para el ser humano: la vida y la muerte, el amor y el deseo, la amistad, la política, la moral, la fe y la espiritualidad, el dolor, la compasión, etc. En fin, se trata de un repaso maravilloso al alma humana y al espíritu europeo de principios del siglo XX (que sigue estando muy vigente hoy día), desde la gran literatura, un aire fresco del Humanismo más generoso y enriquecedor, eso es sencillamente lo que este libro representa para mí.

Sanatorium en Davos.

Sanatorium en Davos.

Y, la verdad, nadie como Thomas Mann para imaginar el escenario perfecto, las circunstancias idóneas y los personajes oportunos para desarrollar a la perfección sus intenciones literarias. Como suele ocurrir casi siempre, en esta novela el autor volcó gran parte de sus propias experiencias y vivencias, pues a principios de siglo XX había llevado a su esposa a un tratamiento de reposo a un Sanatorium de alta montaña en los Alpes suizos. El personaje principal de nuestra historia es el joven Hans Castorp que, recién terminados sus estudios de Ingeniería Naval y antes de incorporarse a su nuevo trabajo (creo recordar que con unos veintitrés años al comienzo de la novela), decide hacer una visita de tres semanas a su apreciado primo, Joachim Ziemssen, en tratamiento en el Sanatorio Internacional Berghof, en la ciudad de Davos Dorf, como no, en los Alpes suizos; la novela comienza en ese viaje iniciático desde Hamburgo a Davos. Y esas tres semanas, por unos u otros motivos, se van dilatando en el tiempo hasta convertirse en siete años. Un tiempo lento que se palpa, se respira, que se siente a través de todo la narración y que cambiará de forma inexorable y determinante el alma de nuestro joven ingeniero. Todo allí parece ir a cámara lenta, incluso nuestra propia lectura.

Sesiones de Chaise Longue.

Sesiones de Chaise Longue.

Si el escenario nos parece perfecto a los propósitos narrativos, ese sanatorio de reiterativos procesos cotidianos y aletargada atmosfera, también los personajes de la novela nos lo parecen. Personas que acuden buscando obtener o conservar la esperanza de sanar o la desesperanza de una muerte dulce. Personas que se integran en un ambiente monótono de relajación, mansedumbre y paciencia estoica, muy propicio para las tertulias, ensoñaciones, divagaciones o, incluso, algunas demencias extravagantes. Y todos los personajes están muy pensados y conseguidos. El primo Joachim, militar de estancia impaciente y futuro de imaginada y rápida gloria castrense o convirtiéndose en idóneo elemento de agradable compañía en las sesiones de Chaise Longue (hamacas de reposo) en las terrazas de fachada. Madame Claudia Chauchat, joven de veintiocho años, rusa, de rasgos caucásicos, que será el instrumento narrativo principal para reflexionar sobre el amor y la sexualidad. Su postrero compañero el rico, hedonista y alcohólico Mr. Mynheer Peeperkorn. Los pragmáticos doctores del centro, el Dr. Jefe Behrens y su ayudante el Dr. Krokovski. O todos los demás, las variopintas compañías de mesa de comedor o de paseos de cercanías, todos tendrán un papel y una significación que iremos descubriendo sorprendentemente a lo largo de la narración.

Los paseos.

Los paseos.

Pero, sobre todos los personajes, hay dos que son fundamentales en la narración. Ambos se disputarán el honor de ser el mentor principal de nuestro joven Hans Castorp. Serán la dualidad enfrentada que necesita la reflexión filosófica, los contrarios dialécticos de dos formas de ver y entender la vida. El primero en aparecer de este dúo es  Lodovico Settembrini, italiano, francmasón, humanista y demócrata, que representará a la Ilustración, la tolerancia, los Derechos Humanos y el Progresismo político (en esta obra, cree recordar este duende, fue donde leyó por primera vez este término de Progresismo como concepto político de movimiento, avance y lucha por la mejora de la sociedad, frente al Conservadurismo, o la tendencia burguesa a la quietud social, inacción o inoperancia de los grupos civiles interesados en conservar las tradiciones más absurdas o desfasadas, incluso las más irracionales, hipócritas, egoístas y codiciosas). Y, algo más avanzada la novela, aparece la antítesis al filósofo italiano:  Leo Naphta,  judío convertido al cristianismo, jesuita, conservador, que nos confundirá un poco con una mezcolanza de filosofías algo contradictorias, hablándonos del anarquismo, el comunismo o el fascismo; un personaje escolástico que utilizará en sus exposiciones la dialéctica, la retorica o el sofismo, y con un carácter personal algo extremista e intransigente que le llevará a un desenlace dramático y un poco inesperado al final de la novela. En suma, gracias a estos dos esenciales personajes el lector podrá participar en intensos y magníficos debates filosóficos que enfrentará a esa dualidad de opinión ya mencionada y le servirá al narrador para repasar casi todos los conceptos más vitales al espíritu humano desde dos puntos de vista contrapuestos.

Los más humano: el pensamiento reflexivo y libre.

Los más humano: el pensamiento reflexivo y libre.

Para terminar ya sólo me queda recomendaros que os propongáis seriamente el recto personal de leer y acabar esta excepcional novela (porque hay que proponérselo, sí. No amedrentaros con su extensión, eso nunca; es la requerida). Hacer de ella vuestro refugio diario por algún tiempo, porque, no me cabe la menor duda, con vuestra perseverancia conseguiréis llegar a disfrutar plenamente con la lectura, iréis descubriendo perlas del raciocinio más humanístico, y os despertará una natural curiosidad intelectual. Y todo esto os supondrá un indudable y magnífico enriquecimiento personal, os lo aseguro. Pues este estupendo libro nos enseña a pensar por nosotros mismos, a ser más reflexivo, a escuchar y meditar antes de precipitar decisiones importantes o de realizar acciones atolondradas. Ya sabéis el dicho: “cuando dos personas siempre, en todo momento y circunstancia, piensan lo mismo, uno de los dos no piensa”. ¿Quieres ser tú el que no piensa? ¡No! ¡Convertiros para siempre en librepensadores! (otros dirán, tener la suficiente autoestima para… ¡convertiros en racionalistas!). Y ahora me vais a permitir una obviedad: pulir vuestra cultura en todo momento, sin abandonar nunca este propósito (porque, al fin y al cabo, la vida siempre nos parece muy corta) y, sobre todo, querer a la Filosofía (o el razonamiento crítico y reflexivo) y cultivarla con sincero interés siempre que podáis. Para ejercitar la mente con acierto, para subrayar vuestra singular humanidad, sin censuras ni barreras, cuestionado todo lo que la Razón nos pida y para que nadie nunca piense y decida por vosotros en las cosas importantes de la vida. Y recordar siempre el famoso axioma: el pensamiento no delinque nunca (aunque a muchos, en el pasado y en la actualidad, sus ideas les hayan llevado al aislamiento, la persecución, a la cárcel o a la misma muerte. Pues la libertad de pensamiento, a través de vuestra historia, siempre ha sido la víctima preferida de la sinrazón más tozuda, el fanatismo más violento o la intolerancia más absurda, pues el alma librepensadora no suele dar respeto… ¡da temor!). O, en cualquier caso, ¡qué carajo!, porque todo no va a ser pan y circo… ¡uy!, quería decir pan y tele.

“El análisis es bueno como instrumento de progreso y civilización, bueno en la medida en que destruye convicciones estúpidas, disipa prejuicios naturales y busca la autoridad; en otros términos: en la medida en que libera, afina, humaniza y prepara a los siervos para la libertad. Es malo, muy malo, en la medida en que impide la acción, perjudica las raíces de la vida y es impotente para darle forma. El análisis puede ser una cosa muy poco apetecible, tan poco apetecible como la muerte de la que en realidad se alimenta, de la tumba y de su anatomía”. Lodovico Settembrini.

Alpes Suizos.

Alpes Suizos.

MIS LECTURAS: RETORNO A BRIDESHEAD. De Evelyn Waugh (1903 – 1966).

Hola a todos.

De todos es sabido que los duendes pertenecemos a un universo paralelo al de los humanos. Pero, vosotros los humanos, tenéis vuestros propios universos paralelos. El libro hoy recomendado nos sitúa en uno de esos mundos.

MIS LECTURAS: RETORNO A BRIDESHEAD. De Evelyn Waugh (1903 – 1966).

» Al final del trimestre tuve mis primeros exámenes parciales; había que aprobar para seguir en Oxford, y aprobé tras una semana en la que prohibí a Sebastian la entrada en mis habitaciones, y me quedé despierto hasta altas horas de la noche, con café negro helado y galletas secas, empollando los textos desatendidos. No recuerdo ni una sílaba de aquellos textos, pero el otro saber, mucho más antiguo, que adquirí durante aquel trimestre, me acompañará, bajo una forma u otra, hasta mi última hora”. Charles Ryder.

Inolvidable Venecia.

Inolvidable Venecia.

Algunas de sus obras destacadas:

–          Decadencia y caída (1928).

–          Cuerpos viles (1930).

–          Un puñado de polvo (1934).

–          ¡Noticia bomba! (1938).

–          Más banderas (1942).

–          RETORNO A BRIDESHEAD (1945).

–          Los seres queridos (1948).

–          Hombres de Armas (1952).

–          Oficiales y caballeros (1955).

–          Rendición incondicional (1961).

Nuestro autor fue además un gran viajero y, en consecuencia, escribió también algunos libros de viajes. Nos lo podíamos haber encontrado recorriendo los Estados Unidos de América, África, Sudamérica y Europa.

Arthur Evelyn St. John Waugh

Arthur Evelyn St. John Waugh

Arthur Evelyn St. John Waugh nace un 28 de Octubre de 1903 en Londres, en el seno de una acomodada y conservadora familia anglicana. Su padre era el conocido editor Arthur Waugh y su hermano, Alec Waugh, también será escritor. Con estos determinantes familiares y como no podía ser de otra manera, su educación fue elitista y esmerada. Sus estudios de pregrado los realiza en el Lancing College de Sussex y comenzó sus estudios de Historia en el prestigioso Hertford College de Oxford, pero estos estudios no los terminará, pues la vida le llevó de forma inmediata a su verdadera vocación: la escritura. En 1926 ya nos lo encontramos trabajando como periodista en el Daily Mail, para el que será corresponsal en Etiopia en el año 1935. Su primera novela se publica en 1928 y será una cómica sátira social que obtendrá un gran éxito de público y crítica: Decadencia y caída.

Hertford College de Oxford

Hertford College de Oxford

En lo personal, en 1928 contrae matrimonio con Evelyn Gardener. Pero este matrimonio debió de ser un calentón sexual juvenil pues tan solo dos años más tarde se separa (o, tal vez pudiera ser, que su joven personalidad sexual todavía estaba algo inmadura y no acababa de definirse en su interior). Ese mismo año, 1930, deja de lado su anglicanismo familiar y su agnosticismo juvenil y se convierte al Catolicismo de una forma sincera y definitiva, siendo ya hasta su muerte un ferviente católico romano apostólico (y de esto último da fe la novela hoy recomendada). En el año 1937 contrae de nuevo matrimonio con la que sería ya su esposa de por vida y madre de sus hijos: Laura Herbert. Tuvo cuatro hijos: en 1938 nace su primera hija, Teresa; en 1940 nace su segunda hija, pero este bebé muere ese mismo año; en 1944 nacerá su tercera hija, Harriet; y en 1950 nacerá su único hijo varón, Septimus. Durante la Segunda Guerra Mundial nuestro protagonista sirvió como comandante en la Marina británica (de hecho, en el prefacio que nos ofreció a la edición de la novela hoy tratada, para la edición de 1960, nos indica que escribió, con cierta precipitación creadora, en seis mese el libro aprovechando un permiso de convalecencia que recibió por un leve accidente de paracaidismo).   Evelyn Waugh muere un 10 de abril del año 1966 a la edad de 63 años.

Portada. Retorno a Brideshead.

Portada. Retorno a Brideshead.

Hoy queremos recomendaros la que está considerada su mejor novela: Retorno a Brideshead (lectura en la edición de Argos-Vergara. Traducción de Caroline Phipps). Como hemos apuntado, Evelyn Waugh en esta novela nos adentra en uno de esos mundos paralelos del universo humano que el común de los mortales sólo podemos atisbar gracias a la buena literatura o al buen cine: el universo de la Alta Sociedad inglesa, de la deslumbradora Aristocracia Británica. Pues todos los personajes de esta novela se encuadran entre el hombre rico, muy rico o inmensamente rico (cenas de riguroso esmoquin, servicio de criados con criados, cacerías a caballo, flota de Rolls Royce con choferes, etc.).  En el prefacio de la novela ya mencionado, el autor nos indica claramente el tema, pero dejando caer al unísono una especie de humilde disculpa por considerarse algo presuntuoso e inmoderado: La influencia de la gracia divina en un grupo de personajes muy diferentes entre sí, aunque estrechamente relacionados. Es decir, el tema es claramente de espiritualidad católica (y, para confirmar esto último, sólo tendríamos que referirnos a la apoteosis final con la escena de la muerte en la cama de Lord Marchmain).

Ciudad de Oxford.

Ciudad de Oxford.

Pero, que nadie lo dude, Evelyn Waugh nos ofrece este libro desde la mayor franqueza posible y volcando en él gran parte de sus vivencias personales, sin ningún ánimo de adoctrinamiento religioso, más bien siendo simplemente un mero narrador de experiencias muy personales y profundamente arraigadas en su espíritu y personalidad. Nos muestra así su alma desnuda además de enseñarnos un sincero punto de vista existencial. Y cuando se escribe de esta manera sólo se puede esperar una obra maestra, una grandísima obra literaria (esta novela, no solo es que le guste a este humilde duende, sino que está considerada por la revista Time como una de las cien mejores novelas de lengua inglesa del siglo XX). Por todo esto, pienso, esta estupenda novela agrada a casi todo el mundo: a católicos, anglicanos, agnósticos o ateos. Todos quedamos enganchados, sentimos un halo de atracción hacia esa aristocracia creyente y algo decadente, y esto es consecuencia sobre todo a la tremenda sinceridad latente en toda la obra y a una prosa elegante y a la vez mordaz, muy bella y casi lírica, un estilo de lenguaje que parece corresponderse con todos esos personajes y ambientes de la Alta Sociedad. Una escritura, sin duda, subyugante y placentera, os lo garantizo.

Sebastian, Charles y Aloysius.

Sebastian, Charles y Aloysius.

El personaje principal de la novela es el oficial del ejército británico, capitán Charles Ryder, que empujado por el imprevisible flujo de la Segunda Guerra Mundial y de forma circunstancial, regresa al castillo de Brideshead, y este retorno inesperado reaviva de forma inevitable e intensa todos sus recuerdos más transcendentales y olvidados. En la primera parte del libro, el siguiente personaje primordial es su joven y querido (o mejor dicho, amado) amigo de parrandas y borracheras, el hermoso y encantador Sebastian Flyte. En la segunda parte del libro, Sebastian casi desaparece, se diluye en el drama de la trama pero permaneciendo de forma sutil y determinante en la memoria y el recuerdo de todos los demás personajes. En esta segunda parte ese oscurecido protagonismo de Sebastian es tomado por su hermana, la bella, soñadora y creyente Julia. Y luego tenemos un gran elenco de personajes muy bien construidos y que le sirven al autor para ir subrayando el tema principal de su obra: otros estudiantes de Oxford, destacando el provocador y retorcido Anthony Blanche; el calculador, oportunista y ambicioso Rex Mottram; el gris tutor-guardián de Sebastian, el señor Samgrass; el excéntrico y solitario padre de Charles Ryder, Edward Ryder; o el resto de la familia Flyte: la devota católica Lady Marchmain, la simpática hija menor Cordelia, el gris hijo mayor y heredero Bridey, o Cara, la educada y correcta amante del patriarca. Tal vez sea el último personaje importante, Lord Marchmain, el más incomprensible y confuso para este duende. Un personaje algo secundario durante toda la novela pero que toma una importancia transcendental al final de la misma; un aristócrata anciano, culto, cargado de deudas pero siempre de vida sibarita, que se nos muestra permanentemente autoexiliado en el extranjero porque no soporta a su abandonada esposa y que además apenas ve a sus hijos (con la excepción del encantador Sebastian), noble varón que lleva más de veinte años como apostata convencido de su fe católica. Pero, claro, este personaje, algo forzado en mi modesta opinión, lo podemos ver como una licencia personal de Evelyn Waugh, y se servirá de él al final de la obra para reafirmar de forma espectacular y algo teatral el tema de la novela y para contentar con este desenlace triunfal, pero ciertamente asombroso, a su sincera fe católica.

Christ Church College. Oxford.

Christ Church College. Oxford.

Que Evelyn Waugh volcó en esta obra buena parte de sus vivencias personales es algo comprobado por la escritora Paula Byrne, que en su obra Mad world. Evelyn Waugh and the secrets of Brideshead, nos lo aclara. El alter ego de la literaria familia Marchmain sería la aristocrática familia Lygon de Madresfield. Nuestro escritor, en su época de estudiante en Oxford, mantuvo una intensa relación de amistad y amor con el hijo menor de esta acaudalada familia, el joven Hugh Lygon, segundo hijo del Conde de Beauchamp. Por este motivo fue acogido en repetidas veces en su magnífica casa familiar y allí conoció al resto de la noble familia Lygon. Evelyn Waugh consiguió superar sus inclinaciones homosexuales gracias a su conversión al catolicismo y con su posterior segunda boda y su inmediata paternidad, pero el joven Lygon parece ser que no fue capaz y, empujado por los tiempos poco tolerantes y, se supone, por la fuerte incomprensión familiar, cayó en el alcoholismo, muriendo de forma prematura a los pocos años. Además, por aquella época, el patriarca de la familia Lygon, el séptimo Conde Beauchamp, vivía en el extranjero. Nuestro escritor tampoco termino sus estudios de Oxford e, igualmente que nuestro protagonista Charles Ryder que los abandona para dedicarse a la pintura, él los abandonará para dedicarse a la escritura. Bueno, que como vemos, son muchas las similitudes entre vida y literatura en estas comparaciones entre el autor y su obra.

Retorno a Brideshead. Serie de TV.

Retorno a Brideshead. Serie de TV.

Que este duende sepa, esta magnífica novela ha sido filmada en dos ocasiones. Una película del año 2008, dirigida por Julian Jarrold e interpretada por Emma Thompson (lady Marchmain), Matthew goode (Charles Ryder), Ben Whishaw (Sebastian Flyte) y Hayley Atwer (Julia Flyte); pero esta película no he tenido la oportunidad de verla y no os puedo decir nada de ella. Y una espléndida e inolvidable serie de televisión del año 1981, producida con un presupuesto de lujo por Granada Televisión, emitida en once bellísimos capítulos que se nos hacen cortos. Esta serie fue dirigida por Charles Sturridge e interpretada por Jeremy Irons (como Charles Ryder. Era la primera vez que yo veía a este actor británico y aquí, desde luego, está soberbio), Anthony Andrews (mi rostro de Sebastian Flyte siempre será el de este insuperable actor), Diana Quick (Julia Flyte) y, en una de tantas de sus magnificas interpretaciones, uno de los más grandes actores de todos los tiempos, Sir Laurence Olivier (como Lord Marchmain). Como la serie contaba con un presupuesto adecuado a la historia, sus exteriores son de lujo: para la primera parte, en Oxford, se rodó en los bellos colleges de HetfordWadham Christ Church; para las escenas del castillo de Brideshead se utilizó el grandioso Castillo de Howard en Yorkshire; y las escenas del transatlántico se rodaron en el lujoso Queen Elizabeht 2. Vamos, que la belleza y grandeza de esta serie creo que es incuestionable e insuperable. Desde el año 2000 está considerada en el puesto número diez entre los cien mejores programas de todos los tiempos de la televisión Británica, además de haber conseguido nada más estrenarse, en 1982, el premio a la mejor serie dramática de televisión otorgado por la Academia Británica de Televisión. En fin, que si no la conocéis, no dudarlo, ¡buscarla! Es una joya de serie que no os podéis perder y que os garantiza horas de placentera y magnifica evasión.

Algunos personajes de la serie de TV.

Algunos personajes de la serie de TV.

Sí, una gran serie de televisión, pero no nos olvidemos que si esto es así es porque el guión se apoya en una extraordinaria novela. Evelyn Waugh nos ofrece, sin duda, una novela que será reconocida (si no lo es ya) como un clásico de la literatura universal de todos los tiempos. Con su exquisita prosa y sus personajes tan reales y variopintos, nos muestra el alma humana, con sus debilidades y sus grandezas, y nos muestra, de forma magnífica, vidas y situaciones humanas donde la riqueza y el lujo más extremo no son determinantes para alcanzar la felicidad o la ruina personal. Donde la espiritualidad religiosa (la gracia de Dios, que diría Evelyn Waugh) puede ayudar a vivir y formar espíritus fuertes, razonablemente felices y dignos de elogio por su sincera Fe cristiana y recta moral (Cordelia, lady Marchmain o los monjes caritativos del norte de África) o, por el contrario, destruirlos o condicionarles a una vida imposible, gris o llena de infelicidad (Charles, Sebastian, Julia, Rex Mottram o Bridey, por ejemplo). En suma, que, más que la ortodoxia espiritual, es la Interpretación Humanística que cada uno le dé a las cosas y a las creencias, hasta allí dónde la capacidad intelectual de cada cual llegue o se haya preocupado en cultivar o hasta dónde la fortaleza de su carácter personal le empuje, lo que permitirá su plena realización personal o determinará el grado de felicidad de sus vidas. Porque la vida nos demuestra, una y otra vez, que las mismas doctrinas espirituales tienen resultados muy diferentes en el alma humana, y esto es así, precisamente, por esa innegable singularidad humana que predomina en la creación.

Julia, Sebastian y Charles.

Julia, Sebastian y Charles.

En fin, que este duende no tiene las palabras justas para expresaros lo mucho que me gustó esta novela la primera vez que la leí ni lo mucho que me sigue gustando hoy día. Seguramente será porque esta obra (regalo de un católico sincero, no se olvide), no deja indiferente a nadie; porque todos nos vemos obligados a meditar sobre la espiritualidad del ser humano y… a dudar. Puede que a dudar de la existencia de un dios supremo, omnipresente y omnipotente o, seguro, de unas iglesias seculares, interesadas y poderosas, pero, ciertamente, nunca podremos dudar de una realidad manifiesta: la existencia de la espiritualidad del alma, algo que nos define de forma incuestionable como seres humanos (o duendes, que también) y que, lo queramos o no, determina siempre de una forma u otra nuestras cortas existencias. Podréis ser católicos, anglicanos, protestantes, musulmanes, judíos, budistas, creer en las Hadas o en los Hados, en el Destino o en el Olimpo, pero una espiritualidad del alma humana (y de los duendes) siempre existirá porque es indispensable para la vida, opino. Pero, como este duende es un sincero agnóstico, este tema lo dejaremos ahora aquí para que cada cual medite y saque sus propias conclusiones. De lo que no tengo ninguna duda es de que, una vez leída esta novela, uno se siente mucho más tolerante en todos los sentidos y algo mejor persona; y esto sólo nos lo puede ofrecer algunas obras del maravilloso cine o, en nuestro caso presente, una obra maestra de la gran literatura. Y ahora yo me limitaré, y ya termino, a recomendaros la lectura de este extraordinario libro porque sé bien que es una maravillosa novela que os garantiza un pequeño pero muy grato gozo literario al que nadie debería de renunciar.

“Durante casi diez años largos y muertos, después de aquella velada con Cordelia, me dejé llevar por un camino exteriormente repleto de cambios e incidentes, pero nunca, durante esa época, excepto alguna vez en mi pintura -y aun así con intervalos cada vez más espaciados -, me sentí vibrar con la misma vitalidad que a lo largo del tiempo que duró mi amistad con Sebastian. Supuse que era la juventud que se me iba, no la vida”. Charles Ryder.

Castillo de Howard en Yorkshire (Brideshead).

Castillo de Howard en Yorkshire (Brideshead).