CARL LARSSON (1853-1919).

Hola a todos.

Hoy le toca el turno a un magnifico ilustrador nórdico.

CARL LARSSON (1853-1919).

Ilustrador y decorador de interiores sueco.

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Carl Larsson, en faena.

Carl Olof Larsson nació un 28 de mayo en Estocolmo, en el seno de una familia muy humilde de obreros. Su infancia y la de su único hermano, Johan Larsson, fue la propia de su condición social de aquellos tiempos: una vida rodeada de privaciones, enfermedades, precariedad social, suciedad, barrios bajos y escuelas de beneficencia. Pero nuestro artista había nacido con un don especial: el del dibujo. Así en 1866, a la edad de trece años, tuvo la oportunidad de estudiar en la Academia de Arte de Estocolmo, obteniendo en el curso preparatorio de ingreso doce medallas por su extraordinaria calidad de dibujo, lo que le permitió obtener una beca de estudios. A principios de la década de los 70 del siglo XIX ya lo encontramos simultaneando trabajos de ilustrador en la revista humorística Kasper e ilustrando libros, también de fotógrafo en el estudio de los famosos hermanos Roesler. Hacia el año 1877 realiza un viaje al idealizado París de los artistas, pero este viaje no fue, ciertamente, muy provechoso para nuestro ilustrador. En parte por motivo de esta aventura profesional fallida y a su vuelta a Estocolmo, Carl Larsson se encontró sin trabajo y muy solo, lo que le sumió en una profunda depresión que incluso lo llevo al borde del suicidio. Y, cuando todo estaba tan negro, de repente, ¡se encendió la luz!

Karin Bergöö, su querida esposa.

Karin Bergöö, su querida esposa.

En el año 1879, nuestro ilustrador conocerá, se enamorará y contraerá matrimonio con la que será su compañera para el resto de su vida, su apoyo moral y su musa artística: la también ilustradora Karin Bergöö. La nueva señora Larsson fue una hermosa y una gran mujer que le proporcionó estabilidad emocional y profesional y que supuso un cambio determinante y muy afortunado para la débil personalidad de Carl Larsson. Fue su complemento perfecto, como alguien diría: un regalo de los Hados o, si se prefiere, de Dios. Formando equipo con ella, empezó a recibir encargo de trabajos de decoración y de ilustración, como decorar el techo y las lunetas del Palacio Bolinder, en Estocolmo. Juntos, en su felicidad de enamorados, realizaron viajes formativos por toda Suecia, por Italia y al cosmopolita Londres victoriano. En el año 1888 se instala con su familia en la villa Lilla Hyttnäs, en Sundborn (municipio de Falun), aún en píe hoy día y que es visitable como lugar turístico. En este idílico lugar disfrutará de la tranquilidad necesaria que le permitirá con total comodidad y libertad trabajar en sus cuadros y proyectos decorativos, disfrutando de su apacible vida familiar junta a su esposa y sus siete hijos y consiguiendo una vida próspera y feliz hasta el fin de sus días. Nuestro artista falleció a la edad de 65 años, el 22 de enero de 1919, en Falun, rodeado de los suyos y habiendo tenido una vida razonablemente feliz y con el sentimiento de haberse realizado como artista, persona y padre (lo que no está nada mal, ¿verdad?).

Villa Lilla Hyttnäs, en Sundborn.

Villa Lilla Hyttnäs, en Sundborn.

Cuando uno observa las preciosas ilustraciones de Carl Larsson por primera vez, y si se es aficionado a los tebeos (como lo es este duende), no puedes evitar recordar al Jean Giraud maduro (Moebius, 1938-2012). Algunas de sus pinturas podrían ser perfectamente viñetas de la serie Teniente Blueberry, por ejemplo. No nos cabe ninguna duda de que, si nuestro ilustrador de hoy hubiera nacido un poco más tarde, hubiera sido un magnífico y destacado dibujantes de tebeos. Tal vez, con aventuras y guiones para “chicas”, más dulces y tiernos y siempre sin ninguna violencia, claro, pero ¡qué magníficos tebeos nos hubiera proporcionado! Y nos recuerda al admirado Jean Giraud por su estilo ilustrativo que, si tuviera la inmediatez del tebeo en vez del minucioso acabado del lienzo, serían calcados; esos trazos sinuosos, rápidos, precisos y de gran profusión (por ejemplo en las vegetaciones y en los tejidos), esa estilizada perfección anatómica, esos expresivos de rostros o esas composiciones armónicas y bellas de sus pinturas, como si de viñetas sueltas se trataran. Bueno, de hecho, como ya hemos mencionado, nuestro artista fue ilustrador de la revista decimonónica de humor Kasper. En la galería de imágenes añadimos una viñeta del Teniente Blueberry al lado de una ilustración de Carl Larsson para que se observe lo que queremos decir de forma precisa: fijaros en esos troncos, en el follaje de los árboles y en los trazos del dibujo. Creo que coincidiremos, ¿cierto?

Almuerzo familiar en el jardín.

Almuerzo familiar en el jardín.

Pero, claro, nuestro artista de hoy bebió de las fuentes artísticas de su tiempo, del Realismo, del Modernismo y de la Tarjeta Postal. Ésta última por ser un elemento artístico presente de forma masiva en todos los extractos sociales de su época. Centró sus trabajos en temas “que reflejaran el lado amable de la vida”: sus escenas familiares, muchos retratos de sus hijos (que por este motivo se hicieron muy populares en Suecia), interiores acogedores, fiestas campestres, trabajos artesanos y así multitud de escenas de gran felicidad, ternura y siempre amables (tal vez, con estos trabajos, compensaba Carl Larsson su triste y dura infancia).  En cuanto a los trabajos de decoración que realizó junto a su esposa Karin, se puede decir que fueron “unos adelantados a su tiempo”, modificando y modernizando la forma que se tenía de ver la habitabilidad y comodidad de los hogares y obteniendo un gran éxito profesional y una alta consideración artística: colores cálidos, interiores plenos de luz, vajillas sencillas y demás detalles que contrastaban con el estilo oscuro, recargado y victoriano de otros hogares de la misma época.

Cena del día de fiesta.

Cena del día de fiesta.

En suma, Carl Larsson es un artista vocacional y un profesional magnífico, reverenciado desde siempre en Suecia, donde es considerando como un admirado y querido artista destacado de su Patrimonio Nacional. Ahora bien, a nosotros todo esto nos parece perfecto y lógico pero, por encima de sus reconocimiento y honores, nos quedamos, a modo personal, con su capacidad de conmovernos, de tocarnos nuestra fibra sensible, nuestros sentimientos más amables y tiernos con sus dibujos y pinturas. Sus pinturas nos enseñan, no sólo el lado amable de la vida (que también, claro), sino además esas pequeñas cosas sencillas de nuestras vidas y. sobre todo, la bondad, la honestidad, el esfuerzo o la entrega de las personas allí reflejadas, cosas que muchas veces nos pasan desapercibidas por su cotidianidad y que no valoramos en su justa humanidad. Sus inocentes niños, los laboriosos artesanos en sus faenas, sus grupos de jóvenes en alegres fiestas o sus escenas de días de domingos relajados, son muestras del mejor y más deseado espíritu humano, de la sencilla felicidad que todos perseguimos y que, si la vida o los infortunios nos respetan un poco, está al alcance de todos nosotros, pobres y ricos, humanos y duendes.

Actuación de la Princesa Azul.

Actuación de la Princesa Azul.

Las preciosas ilustraciones de Carl Larsson me han proporcionado muchos pequeños momentos de placer, con sus detalles asombrosos y sus acogedores e hipnotizadores colores. Y a mí no me cabe ninguna duda que a vosotros también os los proporcionará. Fijaros con tranquilidad y atención en sus ilustraciones y, sin daros cuentas, ya estaréis disfrutando de uno de los mejores y más sinceros artistas ilustradores europeo de la Edad Moderna. Porque, si os gusta la ilustración y disfrutáis de las cosas sencillas de la vida, si os gusta la vida familiar y el contacto con los buenos amigos, al contemplar estos dibujos no se puede esperar otra cosa que la alegre sonrisa y el sencillo placer; y de eso se trata. Sus pinturas son, indudablemente, preciosas perlas de felicidad y optimismo, de un tiempo ya pasado, más sosegado y sencillo (ay, ya me ha salido mi aguda vena nostálgica de duende). En fin, espero que disfrutéis un poquito con sus dibujos y, como duende, también deseo haber contribuido un poquito a la divulgación de la magnífica y bella obra de este admirado y querido artista. Terminaremos con una frase dedicada a sus muchos hijos que, seguro estoy, allí donde esté ahora nuestro artista, le sacaremos una sonrisa.

“Antes de casarnos tenía seis teorías sobre el modo de educar a los niños. Ahora tengo seis hijos y ninguna teoría”. Lord Rochester. Poeta y cortesano inglés, (1647-1680).

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