Hola a todos.
Hoy, en opinión de este duende, el mejor dibujante realista de tebeos de toda la historia.
HAL FOSTER / Harold Rudolph Foster (1892 – 1982).
Ilustrador Canadiense.
Sus obras más destacadas:
– Tarzán de los monos – (de 1.929 – 1.937).
– El Príncipe Valiente, en los días del Rey Arturo – (de 1.937 a 1.980, con Hal Foster; con otros, hasta la actualidad).
Además, su creación de El Príncipe Valiente ha sido llevada dos veces al cine: El Príncipe Valiente de 1.954, de Henry Hathaway y con Robert Wagner de protagonista, y otra producción anglogermana de Anthony Hickox en el año 1.997.
Hal Foster fue toda su vida un trabajador incansable y un hombre de su tiempo. Le gustaba la caza, la pesca y el contacto con la naturaleza. En su juventud empezó a buscarse la vida en todo tipo de trabajos, llegando a ejercer, a principios del siglo XX, de boxeador o de buscador de oro. En 1.922 emigró a Estados Unidos y realizó varios cursos de dibujo en Chicago que le debieron de ser de gran provecho pues de inmediato demostró gran calidad y pericia como ilustrador, hasta convertirse en uno de los más grandes dibujantes de todos los tiempos. Hacia la década de los años 20 en la prensa estadounidense nació y se desarrollo la popular “página o tira dominical de cómics”. Así, muy pronto Hal Foster fue contratado para realizar las tiras de la primera versión gráfica de Tarzán de los Monos que comenzaron en el año 1.929. Como la primera película de Johnny Weissmuller de Tarzán fue del año 1.932, se puede decir que esas primeras viñetas publicadas en los dominicales influyeron mucho en la posterior serie cinematográfica.
Pero, qué duda cabe, su personaje definitivo y que le ocupó casi toda su vida profesional fue El Príncipe Valiente (Prince Valiant). Desde la aparición de la primera página dominical en el año 1.937, Hal Foster se ocupó de los guiones y dibujos en solitario. Hacía el año 1.971 empezó a recibir la inestimable colaboración del dibujante John Culler Murphy, quien, a partir de 1.978, ya se ocupó enteramente de la parte gráfica, quedando Hal Foster relegado a la realización de guiones hasta el año 1.980; dos años antes de su muerte. La serie fue continuada por John Culler Murphy y su familia hasta el año de su retiro en el 2.004. Hoy, se siguen editándose aventuras del Príncipe Valiente en más de 300 diarios dominicales de Norteamérica y el ilustrador actual de la serie es Gary Gianni que recogió el testigo dejado por John Culler y sus hijos. En cada página de las aventuras del Príncipe Valiente, Hal Foster, dedicaba un promedio de cincuenta horas semanales de trabajo y las estuvo produciendo en solitario más de ¡30 años!: de ahí lo dicho al principio de incansable trabajador.
Hal Foster no usaba Bocadillos en sus viñetas, algo muy típico y definidor de los tebeos de siempre. Sus textos iban dentro de los recuadros y se complementaban con las ilustraciones. Esto no ha terminado de convencer nunca a muchos puristas de los tebeos, acusando a este ilustrador de hacer una sucesión de “estampas”, hieráticas y faltas de movimiento y ritmo. Que sí, que puede gustar más o menos pero, si sus viñetas eran estampas, ¡Por Dios, qué estampas tan bellas! Nadie en la historia de los tebeos, en mi modesta opinión, ha alcanzado estos niveles de pulcritud y perfección en sus ilustraciones, fruto de un perfecto dominio de las anatomías y de las técnicas gráficas. Y, estaremos de acuerdo supongo, lo que hoy ya nadie discute y está fuera de toda duda, son las claras influencias de esta extraordinaria serie en los tebeos de medio mundo. En España, por ejemplo, el propio Víctor Mora, creador de El Capitán Trueno, siempre reconoció que el origen y mucho más de su popular creación estaba en El Príncipe Valiente.
El protagonista principal de la serie, El Príncipe Valiente, es el heredero del rey Aguar. Pero al rey le ha sido usurpado su reino vikingo, la isla de Thule en el lejano norte, por el traidor Sligon y su hijo lo tendrá que recuperar en una de sus primeras aventuras. A lo largo de la serie, como es lógico por su largo recorrido, veremos envejecer y desarrollarse a todos los personajes: Valiente y su dulce esposa Aleta, reina de las Islas Brumosas (situadas en algún lugar del Mediterráneo), al Rey Arturo y a su corte de Camelot, a la reina Ginebra, a Morgana (mi reina hada de Ávalon, triste e injustamente vilipendiada), a Merlín, a sus caballeros Sir Gawain y Lancelot y, sobre todos, al hijo de Valiente, el príncipe Arn que será el continuador de la saga. En los primero tiempos de la saga, Hal Foster, se permitía licencias personales más imaginativas y fantasiosas: Dragones, brujas, hechiceros, gigantes, duendes, etc. Pero, más tarde, ya se ceñirá a unos guiones más realistas e históricos. Aunque, sinceramente hay que reconocer, la serie nunca abandonó un claro anacronismo histórico. Así, aparecen personajes del siglo V como Atila, rey de los Hunos, el General romano Aecio, el saqueo de la ciudad de Roma, junto a trovadores, vestuarios, castillos góticos, espíritus caballerescos y una serie de facetas más propias de la Baja Edad Media de siete u ocho siglos más tarde.
Las incursiones de los Vikingos se produjeron entre los siglos VIII y XI, de la Alta Edad Media. Fundamentalmente serán de dos tipos: Pacíficas y comerciales, donde iban abriendo colonias y se fundía e intercambiaban con los pueblos autóctonos (este tipo de incursiones se da más en el lejano Este eslavo y por vías fluviales más que marítimas); y las más conocidas de violencia extrema, pillaje, raptos y asesinatos. Estas últimas eran tan imprevistas, sanguinarias y violentas que sembraron un enorme terror por todo el litoral europeo en los siglos mencionados. Pero, en muchos de nosotros, no permanece esta imagen de guerreros criminales, insensibles y sanguinarios, que parece ser que fueron, sino otra más romántica, de aventureros intrépidos, valientes y nobles. Y, me atrevo a decir, que esta idealización amable de estos guerreros escandinavos se la debemos en gran parte a la saga de El Príncipe Valiente. Al pasar una página, ¡Toma ya!, un noble jefe vikingo de píe delante de su Drakkar, sujetándose con una mano al cuello de dragón del mascarón de proa y la otra apoyada en la empuñadura de su espada, con el viento meciendo sus largos cabellos y las inhiestas alas de su adornado casco tribal, con el ondular sonoro de su larga capa, surcando las olas en pos de aventuras y marcando con su gallarda figura el rumbo a su entregada tripulación de remeros fieles e intrépidos: ¡Dios, cómo van a ser estos tipos crueles asesinos! Quién de vosotros no se querría enrolar en estas odiseas, aun a riesgo de alcanzar antes de lo debido El Valhalla, pero, eso sí, teniendo ya asegurado algo digno que contar en el banquete de los dioses. Por último, ya sólo me queda pediros que levantemos nuestras copas de hidromiel: ¡Larga vida al rey de Thule y a la reina Aleta!
- Portada del Príncipe Valiente.
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- Página del Príncipe Valiente.
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