Hola a todos.
Hoy comenzamos un nuevo apartado que espero os agrade y os resulte de interés. Empezaremos a recordar y comentar algunas de mis lecturas preferidas.
MIS LECTURAS: EL ENAMORADO DE LA OSA MAYOR. De Sergiusz Piasecki.
«Vivíamos como reyes, bebíamos vodka a discreción, nos amaban hermosas mujeres, nos gastábamos todo, pagábamos con oro, plata y dólares. Lo pagábamos todo: el vodka y la música. El amor lo pagábamos con amor y el odio con odio». Sergiusz Piasecki, delincuente y escritor polaco (1899- ?)
Hoy me parece oportuno abrir esta nueva sección dentro de nuestro Scriptorium. Desde aquí me propongo, primero recordarlos (siempre es bueno, con la edad, realizar estos ejercicios de memoria, ¿verdad?) y segundo hablar un poco de aquellos buenos libros que me han ido dejando huella y me han marcado gratamente, en consecuencia, que me han ido ayudando en mi formación como persona (o como duende). Libros para mí inolvidables, queridos y estimados, a los que siempre estaré agradecido, y a los que, de vez en cuando, vuelvo de forma inexorable, por estar cargados para mí de recuerdos, significados o lecturas que me hicieron, en parte, como soy y, sobre todo, porque me regalaron momentos felices y placenteros. Porque (y no pretendo descubriros nada con esto sino simplemente mencionarlo), las lecturas de nuestra vida, igual que nuestras compañías, son uno de los apartados más importantes en la formación de nuestra personalidad, de nuestras inclinaciones políticas o de nuestras creencias más profundas, en suma, del enriquecimiento y formación de nuestras almas y espíritus. Bueno, pues eso, que desde aquí iré recordando algunos de mis libros preferidos, esperando coincidir en mis gustos con algunos de vosotros.
Y el que dice libros inevitablemente lo que también está diciendo es escritores, claro. Pero, qué duda cabe, a estas alturas de la vida uno tiene ya sus gustos literarios muy definidos y algunos de mis libros preferidos no os lo parecerán para nada preferidos a algunos de vosotros y, por el contrario, otros autores que a mí no me gustan o me resultan antipáticos, y que no aparecerán nunca por el escritorio, seguro que algunos de vosotros los echaréis en falta. Pero, el Scriptorium es como es y no pretende ser otra cosa: un espacio y una imagen para la distracción y divertimento de este singular duende, y hay que aceptarlo así. Por otra parte, este duende no se siente muy poético y está siempre más inclinado a la buena prosa, en ensayos o en narraciones, a la historia y a la filosofía, que a otros asuntos literarios. Por este motivo no tocaré lo que no conozco bien: el tema lírico y los poetas; espero que sepáis disculpar estas limitaciones personales de este humilde duende. Quiero manifestar de todas formas que, aunque este apartado partirá de unos gustos muy personales, sí estará siempre abierto a cualquier comentario o sugerencia por vuestra parte que, en la medida de lo posible y el tiempo disponible de un servidor, siempre se tendrán muy en cuenta por mi parte. Dichas estas aclaraciones, voy a meterme ya mismo en mi primer libro recomendado.
Como ya comentamos en la introducción del Scriptorium, la mayoría de los niños duendes (y los niños humanos) aprendemos a leer con nuestros queridos cuentos ilustrados y tebeos. De estos tebeos se suele pasar al libro ilustrado de literatura infantil y juvenil. Yo ahora mismo recuerdo las buenas ediciones de los libros Bruguera en sus populares colecciones juveniles: Iris, Dalia, Colección Historias o Historias Selección (por nombrar algunas); con aquellas primeras lecturas de magníficas aventuras acompañadas de viñetas y dibujos que nos “enganchaban”: Pollyanna, Sissi, Los libros de Julio Verne, Emilio Salgari, Mark Twain, Walter Scott o Charles Dickens, por mencionar a algunos autores inolvidables. Pero, en algún momento perdido en la memoria, durante nuestra juventud o primera adolescencia, ya subimos un peldaño más en nuestra particular escalera cultural y pasamos a leer el primer libro adulto, o “de mayores”, sin dibujos de apoyo de ningún tipo, todo él texto y texto, negro sobre blanco en páginas y páginas. E, intentando hacer memoria, ¿podríamos recordar qué libro tuvo el particular honor de ser ese primer libro adulto que nos introdujo en el maravilloso mundo de la buena literatura? Este duende cree, o quiere creer y así lo recuerda, que su primer libro serio fue una maravillosa aventura autobiográfica que le enganchó con una prosa ligera y un argumento lineal. Un libro que lo tenía todo, aventura, riesgo, valor, traición, amistad y… amor (cuando todos sabemos lo importante que es todo lo relacionado con el amor en esa edad inmadura de la adolescencia). Pues bien, mi primer libro “de mayores” fue El Enamorado de la Osa Mayor, del polaco Sergiusz Piasecki, en traducción de José Farrán y Mayoral.
Sergiusz Piasecki tuvo una azorosa vida que muy bien pudo haber salido de un guión cinematográfico o de una narración de aventuras. Una vida llena de peligros, incertidumbres y problemas de todo tipo. Me voy a tomar la licencia de copiar un texto de la página ojosdepapel.com pues nos describe de manera inmejorable la vida de nuestro autor: “Sergiusz Piasecki, nació en 1899, y saliendo apenas de la adolescencia ya era un guerrero del ejército polaco que ocupó la ciudad de Minsk. Con el grado de suboficial del citado ejército, participó en la guerra del año 1921 contra el revolucionario y gran vecino ruso. Pero, paradójicamente, a partir del año siguiente y durante cuatro años seguidos trabajó para el incipiente Servicio Secreto soviético. Después ya no se sabe donde empieza la realidad y acaba la leyenda: se dedicó primero al contrabando y luego directamente al bandidaje, por lo que fue puesto precio a su cabeza y condenado a muerte. Cuando los nazis ocuparon Polonia tras la invasión del año 1939, Sergiusz Piasecki fue evacuado de la prisión en la que cumplía condena y esperaba su ejecución, que le fue conmutada por la pena de 15 años de cárcel. Nada más a ciencia cierta se supo de él. Para unos entró a formar parte de la resistencia polaca contra los invasores alemanes, para otros, una vez finalizada la guerra, emigró a Inglaterra. Muchos señalan con misterio el año de su muerte en torno a 1964, cuando los Beatles cantaban aquello de “qué noche la de aquel día” y “no puedes comprar mi amor”. Nunca más se supo de él”.
Esta novela autobiográfica, escrita en la cárcel, narra las peripecias de Vladek (alter ego de Sergiusz Piasecki), contrabandista entre la frontera polaca y la rusa. Nos muestra una serie de personajes, los compañeros y sus amores, que están muy bien construidos y nos muestran las personalidades de gentes extremas, rudas y desesperadas, que viven el día a día con la máxima intensidad, pues su suerte es arriesgadas de forma cotidiana, continuada y trágica. El libro es un canto a la libertad personal desde unas voces, las de los personajes de la novela, que rayan la delincuencia (bueno, son delincuentes, pero no nos lo parecen), pero que la ejercen sin opción y de forma natural, inducida por los tiempos convulsos que les toca vivir e inevitable por las circunstancias dramáticas de su entorno. Aventura maravillosa e intensa que nos lleva de corrido hasta la última página del libro y que a este duende le maravilló entonces (en aquella primera lectura) y le sigue gustando ahora. Un gran libro escrito, no por un literato culto y avezado, sino por un hombre sencillo, sin ninguna o escasa preparación, pero que tenía sencillamente cosas que contar y lo hizo, en mi opinión, de forma magistral. Por lo tanto, con sinceridad y con toda mi mejor intención, os recomiendo su lectura (o su relectura), seguro estoy que os gustará y no os defraudará, pues creo que es un auténtico y singular milagro literario. Y para terminar, una frase que podría perfectamente haber salido de los labios de nuestro protagonista, ese noctámbulo observador del firmamento estrellado: Vladek, el contrabandista polaco, el enamorado de la Osa Mayor.
“No pido riquezas, ni esperanzas, ni amor, ni un amigo que me comprenda; todo lo que pido es el cielo sobre mí y un camino a mis pies”. Robert Louis Stevenson, escritor británico (1850-1894).
- Colección Iris. Editorial Bruguera.
- Colección Dalia. Editorial Bruguera.
- Colección Historias. Editorial Bruguera.