Charles M. Schulz (1922 – 2000).

Hola a todos.

Nadie en la historia de los tebeos como este ilustrador ha sabido representar con tanta ternura y simpatía el ideal del sueño americano.

Charles Monroe Schulz (1922 – 2000).

Ilustrador Estadounidense.

Portada de Carlitos y Snoopy.

Portada de Carlitos y Snoopy.

Sus obras más destacadas:

– Li’l Folks – (de 1.947-1.949).

–  It’s only a game ( de 1.957-1.959) – Serie dedicada al mundo del deporte, pero que pronto fue abandonada por el extraordinario éxito de las serie de los Peanuts.

– Carlisto y Snoopy (Charlie Brown) – Su más famosa saga, PEANUTS (literalmente, “Cacahuetes”, pero la traducción figuradas sería de “pequeñeces”). También llevada al cine y la televisión en varias ocasiones.

Charlie M. Schulz lucho en Europa en la Segunda Guerra Mundial y, tal vez por este motivo, siempre se caracterizó por su temperamento reservado, algo pesimista y escéptico hacia el género humano. Sólo al acabar la guerra empezó a destacar en su oficio de dibujante de tiras gráficas en los diarios estadounidenses, y pronto fue su trabajo acompañado por el éxito y una gran difusión. Como ilustrador no era un gran dibujante; no lo era si lo comparamos con otros grandes ilustradores de la historia de los tebeos. Sus tiras gráficas son de dibujos sencillos y minimalistas (se diría hoy día), siempre con muy poco aderezo o decorados, los justos. Primero con dibujos en blanco y negro y, mucho más tarde y a consecuencia del gran éxito obtenido, en color; sólo entonces ya podremos ver a Carlitos con el característico tono amarillo de su jersey de raya negra a picos a la altura de la panza.  Pero lo que sí tenía Schulz era una muy aguda capacidad de observación y una idea precisa de la sociedad norteamericana, lo que le permitía asombrarnos en sus tiras, con tremenda gracia y oportunidad, por medio de una suave crítica social y pequeños pellizcos de humor infantil.

Viñeta de Carlitos y Snoopy.

Viñeta de Carlitos y Snoopy.

La aceptación del público, tanto de niños como de adultos, fue inmediata y, como consecuencia, también fue fulgurante su gran divulgación: ya fuera en álbumes, cine, televisión o todo tipo de merchandising, la serie se propagó por todos los Estado Unidos y, por extensión natural,  al resto del mundo como una simpática pero imparable pleamar. Esto le valió a Schulz ser considerado el ilustrador gráfico de mayor éxito económico de toda la segunda mitad del siglo XX. Pero, como ocurre con algunos grandes triunfadores a los que el éxito y, sobre todo, el dinero los sobrepasa, siempre tuvo una gran vena altruista durante toda su vida que le llevo a realizar donaciones varias y ayudas totalmente desinteresadas a instituciones benéficas de su país.

Viñeta de Carlitos y Snoopy.

Viñeta de Carlitos y Snoopy.

Tan populares se han hecho sus personajes en los Estados Unidos que podríamos decir que son ya de forma incuestionable un claro Patrimonio Nacional. Así, la popular agencia espacial, la NASA, denomino en la expedición del Apolo X, en mayo de 1.969, a la nave nodriza como “Charlie Brown” y al módulo de alunizaje como “Snoopy”. Además, la propia NASA ha creado el “Premio Snoopy” para sus empleados y contratistas por innovaciones y mejoras en investigación y seguridad referidas a misiones espaciales. Vamos, que los infantiles y sencillos personajes de Schulz se han convertido en las mascotas del espacio; ¡quién se lo iba a decir!

Carlitos y Snoopy.

Carlitos y Snoopy.

Una de las características principales de la serie era que nunca salían adultos, únicamente niños. En sus primeras etapas, Carlitos, tendría unos 4 años para pasar, a lo largo del tiempo, a tener ¡8 años! Vamos que, como Peter Pan, fue un eterno niño que nunca creció. Porque, eso sí, Schulz dibujo a sus niños durante cincuenta años a razón de una tira diaria y sin ninguna colaboración; alguien estimo que habría dibujado un total aproximado de más de ¡17.000 tiras de Carlitos y Snoopy! Incluso, como nuestro famoso Cid, la última tira publicada de Carlitos salió el día 13 de febrero del año 2000,  ¡un días después de la muerte de Schulz!, a la edad de 77 años.

Carlitos y Snoopy.

Carlitos y Snoopy.

Todo los que hemos leído a Carlitos le tenemos reservado un trocito de nuestro corazón a su añorado recuerdo. Nadie como él y toda su variada tropa para sacarnos una sincera sonrisa vigorizante, que nunca venía mal.  Este niño de edad imprecisa, entre 6 ó 8 años, siempre se nos mostraba algo inquieto, torpe y de gran corazón pero de una manifiesta baja autoestima, con rabietas histéricas pero con suspiros de resignación tolerantes. Luego estaba su mascota, tan popular o más que él, Snoopy, un perro inteligente y soñador que tenía la facultad de entender y hacerse entender por los niños. Sobre el techo de su caseta, sueña, e igual es un intrépido aviador de la primera guerra mundial que un escritor o un médico. A Snoopy le solía acompañar un personaje tardío en la serie, un diminuto parajillo que le servía de contrapunto y era el único que le entendía de verdad, con él mantenía grandes monólogos: Emilio (Woodstock, en Estado Unidos); así, la amistad de este par de sencillos personajes le daba un mundo de posibilidades a los ingeniosos guiones de Schulz. También estaba el mejor amigo de Carlitos, Linus, de unos 4 años, algo contradictorio y filosófico pero siempre protegido por la seguridad de su inseparable mantita; Schroeder el introvertido pianista; Sally, la egoísta hermana pequeña de Carlitos; el amor de Carlitos, Heather, la chica  pelirroja de pelo largo; y, sobre todo (mira que nos hacía gracia), Lucy, de 8 años, que era la hermana mayor de Linus, la que más hacía rabiar a Carlitos y que estaba perdidamente enamorada del pianista Schroeder, sin ser correspondida, claro.

Viñeta de Carlitos y Snoopy.

Viñeta de Carlitos y Snoopy.

Con todos estos entrañables personajes y otros muchos más y con su conseguida ingenuidad infantil, Schulz, fue haciéndonos sonreír, tira a tira, durante años, a la vez que nos mostraba con fino humor el ideal de vida norteamericano con sus grandes expectativas y también sus grandes contradicciones. Carlitos junto a Mafalda (ya hablaremos como se merece de ella otro día, claro) serán por siempre jamás los eternos niños inolvidables en la memoria y en el cariño de este nostálgico duende. Ahora, como le ocurre a veces el gran escritor Snoopy, yo os tengo que dejar por asuntos de mayor importancia: me voy a merendar.

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